Howard Crowhurst, en una conferencia titulada “Carnac, France: A Key to Understanding Ancient Monuments” revela misterios geométricos que ha encontrando analizando las construcciones más antiguas que conocemos, generalmente atribuidas al neolítico.
Esta conferencia es desarrollada en sus varios volúmenes de “La Science des Anciens” y en general, demuestra que los emplazamientos escogidos para elevar estas construcciones se hallaban en una latitud que expresaban verdades geométricas fundamentales, en relación con los puntos cardinales (y por tanto salida del Sol en el equinoccio de primavera y otoño) y con los solsticios (que estos sí, dependen de la latitud).
Por ejemplo en dicha conferencia, que el lector puede ver aquí, espero:
https://www.youtube.com/watch?v=GPE6oFXIBy0&feature=youtu.be

Explica cómo los alineamientos de Menec y Kermario están vinculados, y con paralelas de una precisión de centésima de grado (¡¡¡) a lo largo de 1.4 kilómetros (un hecho que hoy requeriría quizás teodolitos laser), de modo tal que, en relación con los puntos cardinales y la salida del Sol en el solsticio de invierno, y con unas piedras marcadoras, que generan las diagonales de un doble cuadrado (26,5650 grados, la tangente inversa pues de ½), y la diagonal de un triple cuadrado (18,434 grados, la tangente inversa de 1/3), una proeza de tecnología antigua, dadas las distancias y la precisión.
Y revela dos hechos geométricos asombrosos y al que los filósofos antiguos dieron una extrema importancia, hasta el punto de buscar lugares que permitiesen la revelación astronómica de tal misterio:
La diagonal de un triple cuadrado, Raíz de 10, dando el valor unidad a cada cuadrado, genera el triángulo sagrado egipcio 3,4 y 5.
Recordemos también que el triángulo 3,4 y 5, que es pitagórico, o sea, rectángulo de números enteros, era sagrado en los egipcios, pues es el primer triángulo pitagórico, y por estar implicados estos números tan importantes: Asociaban a la diosa Isis al 4, Osiris al 3 y Horus al 5.
¿Y cómo lo genera? Como se puede ver en la imagen, las dos diagonales de un triple cuadrado, se cruzan con el ángulo, único, de este triángulo sagrado 3, 4 y 5.
Esta relación es asombrosa, pues permite hacer nacer geométricamente, del 1 (el cuadrado) y el 2 (los dos cuadrados), y el tres (tres cuadrados) y de su relación (en este caso la diagonal, Raiz de 10, doble), el 3, el 4 y el 5. Pero en una dimensión diferente, pues las unidades de medida ahora del 3, 4 y 5 son diferentes de las del cuadrado.

Efectivamente, se puede verificar que 2 X tangente inversa de 1/3 (el ángulo de las diagonales cruzadas del doble triángulo) es igual a la tangente inversa de ¾ (el ángulo del triángulo sagrado egipcio)
La relación, o sea, la diferencia de sus ángulos, entre la diagonal del doble cuadrado y del triple cuadrado, genera la diagonal del séptuple cuadrado.
Pues en dichos alineamientos aparece, asimismo, y coincidente por el vértice, la diagonal de un doble cuadrado. Recordemos que esta diagonal, Raíz de 5, es el “núcleo vivo”, irracional, que permite la Proporción de Oro, como ya hemos visto en otros artículos.

En efecto, la tangente inversa de 1/2 menos la tangente inversa de 1/3 es la tangente inversa de 1/7, una fórmula de una belleza admirable, así lo debieron pensar los matemáticos filosóficos del neolítico que hicieron esfuerzos prodigiosos y representarlo en sus construcciones monumentales.

Esta relación es, como la anterior, también asombrosa, en la Geometría Sagrada, pues indica, si queremos, filosóficamente, que el 7 nace del tránsito del 2 al 3. O sea, que cuando el 2 se convierte en 3, ya está implícito el 7, lo que dicen todas las tradiciones teogónicas sagradas.
Howard Crowhurst dice que tardó 18 años de medidas en encontrar esta relación, y que ahora verifica que la misma, en particular, y este tipo de relaciones de diagonales de cuadrados unitarios, dobles, triples, etc., etc., es fundamental y transversal a todas las más antiguas civilizaciones. Una ciencia, la misma, que indica un origen común, y una perspectiva común para darles tal importancia velada.
De nuevo la Ciencia de lo que Schwaller de Lubicz llamaba, de los Neters, los Dioses-Números, que en la Geometría Sagrada eran representados por las diagonales o hipotenusas de los triángulos pitagóricos, cada una con su ángulo exacto, expresando una función divina armonizadora de la realidad, vencedora del caos.
Jose Carlos Fernández
Almada, 31 de Julio de 2020