Una de las ensañanzas más sugestivas de la religión hindú es la de los “Diez Avataras de Vishnu” (Dashavatar, literalmente “diez avataras”).
La palabra “avatara”, en sánscrito, significa “descenso”, pues es la encarnación o descenso de la Deidad en una forma corporal y por lo tanto, mortal. En la lengua española se habla, con un sentido por ejemplo de “los avatares de la vida”, significando aquí “avatar” los sucesos inesperados que “descienden” quebrando la sucesión más o menos ordenada de ésta.
Quizás el texto más explícito sobre la necesidad y el sentido de los avataras sea el del Bhagavad Gita, cuando Krishna le dice a Arjuna, en el capítulo IV:
“Siempre que la rectitud decae y aumenta la injusticia, yo me manifiesto; y para la protección de los virtuosos, la destrucción de los viciosos y el restablecimiento de la rectitud, yo encarno de era en era”
En las tradiciones teosóficas se mencionan como avataras personajes históricos (aunque de muchos de ellos sólo quedó el mito) cuyo poder espiritual y transformador fue tal, y en tan breve tiempo, que la lógica adivina una presencia de Dios -o del Corazón Espiritual que mueve la Humanidad entera en su larga evolución-en la historia. Creando ondas de acción y reacción tan formidables que aún afectan a cientos o miles de millones de seres humanos transcurridos varios miles de años.
Avataras que hacen avanzar y aun crean civilizaciones con un nuevo código de conducta o relaciones humanas, tales serían un Confucio, o un Menes (unificando el Alto y el Bajo Egipto), o Minos (con la creación del Imperio Minoico), o un Moisés (con la ley e impulso hebreo), un Mahoma (con todas las civilizaciones que florecieron al amparo de sus enseñanzas), un Manú (la base de la legislación hindú), etc.
Avataras que renuevan el mensaje de Amor y Vida que es alma de todas las religiones, estas mismas tradiciones teosóficas mencionan, por ejemplo a un Vyasa (y toda la tradición védica), o a un Hermes Trismegisto (la religión conocimiento unificadora, la Religión de la Luz, egipcia), un Zoroastro (tradición persa, con sus misterios del Fuego), un Orfeo (la religión griega), un Buda o un Cristo.

Pero, evidentemente, en la religión hindú no se habla de los Diez Avataras de Vishnu con este sentido, o por lo menos, mencionando estos nombres. La Trimurti hindú está formada por Brahma como Poder Creador (la letra A, que abre, del AUM), Shiva como Renovador -Destructor (la letra M que cierra), y Vishnu (la letra U) que sería el Conservador, la misma Esencia de Vida Universal que anima a las infinitas estrellas, a la Tierra y por ende, también a la Humanidad. Estos Diez Avataras son las Encarnaciones que protegen el orden y la vida, permiten así su evolución. En realidad en los diferentes Puranas llegan a aparecer diferentes listas y número de avataras. Por ejemplo en el Bhagavata Purana se habla de 23. Y en la religión vecina del Jainismo sus 24 tirthankaras son evidentemente avataras también, siendo el último, ya histórico, Mahavira.
De todos modos la lista más famosa es la de Diez Avataras que encontramos en el Garuda Purana, formada por:
- Matsya (Pez). Vishnu asume la forma de un pez que va a salvar a Manú del pralaya o gran inundación. Este pez empuja un barco en que va Manu junto con los 7 Rishis u Hombres Perfectos -símbolo pues, de los Siete Rayos Espirituales-y una pareja de todas las especies animales y vegetales. Para que así la vida pueda comenzar en una nueva tierra y un nuevo cielo purificados del pecado de las existencias anteriores. La versión primitiva, pues, del Arca de Noé bíblico o del Utnapishtin babilonio.
- Kurma (Tortuga): Vishnu asume la forma de una tortuga gigante para sujetar la montaña Mandara y que no se hunda. En torno de esta montaña agitan Devas (Dioses) y Asuras (Titanes), con la serpiente Ananta Sesha, el Océano de Leche para así obtener el elixir de la inmortalidad (Amrita), armas mágicas y otros divinos atributos. De la espuma de este Océano de Leche, como Venus-Afrodita de la Espuma del Mar, nace la diosa de la Estrella Venus y del Amor en la India, la diosa Lakshmi.

- Varaha (Jabalí): Que con sus colmillos liberó a la Tierra de las aguas en las que se hallaba sumergida y prisionera, tras una lucha de más de mil años contra el demonio Hiranyaksha.

- Narasimha (Hombre León): Luchó contra el rakshasa (demonio) Hiranyakashyapa que persiguió y martirizó a su pueblo por razones religiosas. Vishnu asumiendo la forma de un hombre con cabeza de león (el más regio de los animales) restableció la justicia, abriéndole el vientre con sus propias garras.

- Vamana (Enano): El cuarto descendiente de Vishnu, Bali, venciendo con sus austeridades al dios del cielo, Indra, asumió el gobierno de los tres mundos, alterando así el orden natural. Los dioses pidieron ayuda a Vishnu que encarnó con la forma de un niño brahmán o un “enano”. Sirviendo al rey en un sacrificio (Yajna), el rey prometió otorgarle lo que pidiera, que fue la tierra abarcada por tres de sus pasos. Antes de dar los pasos su tamaño aumentó hasta el punto de abarcar con uno el reino de los mortales, y con otro el de los dioses. No queriendo incumplir su voto, el rey ofreció su cabeza para que posara su divino pie en un tercer paso. Y Vamana, complacido le otorgó el don de ser rey del inframundo.

- Parashu Rama (Héroe con un Hacha): Sabio y guerrero al mismo tiempo, hijo de un brahmán al que un rey robo su “vaca que concede todos los deseos” (kamadhenu) y después el brahman fue asesinado. Este avatara de Vishnu se vengó de las crueldades e injusticias cometidas por los kchatryas (guerreros) sobre los débiles, exterminándolos en toda la faz de la tierra, 21 veces. El resto de su vida inmortal sería pasado en purificaciones. En el Mahabharata, transcurridas ya varias Eras, Bhisma y Karna son sus discípulos. El Hacha con que se le representa es el poder de Siva para hacer retornar la justicia al mundo en base a la destrucción.

- Rama (Héroe): Príncipe y rey de Ayodhya, sus aventuras se narran en el Ramayana. Cómo es expulsado injustamente de la ciudad y reino por las intrigas de una de sus madrastas, su vida en la floresta, el rapto de su esposa Sita por el demonio Ravana y la guerra en Lanka para recuperarla y restablecer la justicia

- Krishna (el “Oscuro”), el octavo hijo de Devaki y Vasudeva, lucha y da muerte al rey siniestro Kansa y todos los demonios que envía para asesinarle, y luego guía la acción de todo el Mahabharata y en la batalla del Kurushetra se convierte en el cochero del héroe Arjuna. Aparece como la “imagen en el espejo” de Rama, o aún de su hermano Balarama. Estos son modelos de rectitud, honestidad, fidelidad a la palabra dada, mientras que Krishna usa cualquier medio disponible para que se cumpla finalmente el Dharma, conduciendo a los que protege como un barco en medio de la tempestad.

- Budha (El Iluminado): En algunas versiones este noveno sería Balarama (una especie de Hercules hindú), pues el Budha sería o un hereje (por enseñar a los parias), o un personaje divino destinado a extraviar a los malvados. Pero en otras versiones Budha es el modelo de personaje meditativo y ejemplo de la no violencia (Ahimsa).

- Kalki: Es el avatar del futuro, y se le describe con una espada en llamas y un caballo blanco (como el apóstol Santiago en la Reconquista en España), llegando como un cometa y exterminando a los viciosos finalizando el Kali Yuga (la Edad Oscura o de Hierro de la Injusticia) y abriendo camino a una nueva Edad de Oro (Satya Yuga). Kalki en realidad sería el nombre del caballo, que este último avatar domina completamente, caballo que es la encarnación del maligno espíritu.

En la película de dibujos animados “Dashavatar, every era has a hero” Vimal Shah presenta en dos horas la sucesión de actos más destacada de estos Diez Avataras, con un bello hilo conductor. Es una pena que un tema y un video pedagógico tan importante y delicioso de ver sean prácticamente desconocidos fuera de la India. Infectamos el “mercado infantil” con auténticas porquerías y sin embargo, auténticas obras de arte, como ésta, o “Rama, the prince of light”, o la serie entera de Mencio o de Confucio para niños, verdaderos monumentos culturales están desaprovechados. Ciertamente estamos en el Kali Yuga y el ácido gástrico de esta era disuelven todos nuestros valores morales y con ellos nuestro discernimiento y capacidad de elegir lo que es realmente válido.
H.P.Blavatsky (1831-1891) en su obra Isis sin Velo, publicada en 1877 presentó una interpretación admirable de estos Diez Avataras como una lección de Historia Natural. Siendo Vishnu el Árbol de Vida de la Tierra entera, sus avataras simbolizan las diversas fases por los que la Naturaleza va evolucionando en este planeta, las diferentes Eras Geológicas, y que conducen la evolución de ésta desde los mares (Matsya), a una etapa anfibia (Kurma), mamífera (Varaha), humano animal (Nara Simha), el hombre perfecto o rey ideal (Ramachandra) hasta el Hombre-Dios (Krishna) y el Sabio Santo (Budha).
En el capítulo 6 del volumen III (el volumen II de la edición original en inglés), después de dar la lista y significado de estos Diez Avataras dice:
“Efectivamente en la tabla anterior, vemos trazada la gradual evolución y transformación de las especies desde el sedimento preselúrico de Darwin o ilus de Sanchoniathon y Berosio.
Del periodo azoico, correspondiente al ilus, en que planta Brahma el germen creador, pasamos por los periodos paleozoico, mesozoico (simbolizados en los avataras del pez y la tortuga) y cenozoico (que lo está en el jabalí y el hombre-león), hasta llegar al quinto y culminante periodo geológico (era de la mente o época del hombre), simbolizada por la mitología hinduista en el enano o primera tentativa de la creación del hombre (…)
Los budistas sólo admiten cinco avatares de Vishnu. En el quinto y último encarnará en el buda Maitreya, cuya venida será presagio de la destrucción de nuestro mundo y la aparición de otro nuevo. Los cuatro brazos de las imágenes indas significan las cuatro condicionalidades geológicas que ha ido tomando nuestro planeta desde su nebuloso estado, antes de llegar al quinto avatar (Kalki), cuyo emblema es la cabeza de la imagen, cuando el mundo quedará destruido y el poder de Budhi o sabiduría (según los hinduistas el poder de Brahma) se manifestará en el Logos creador del mundo futuro (…)
En los avatares vemos claramente el concepto filosófico de la evolución del universo y del hombre. Desde pez, a través de la tortuga, el verraco y el hombre-león que simbolizan la evolución de la forma, llegamos al pigmeo humano, y de él al hombre físicamente perfecto, pero espiritualmente imperfecto, representado en Parashu Rama, de quien nos elevamos hasta el punto culminante de la perfección humana, simbolizada en el dios-hombre. Krishna y demás salvadores del mundo personifican el filosófico dualismo de las evoluciones física y espiritual, cuyo punto de conciencia es el hombre”.
Jinarajadasa (1875-1953) en su “Fundamentos de Teosofía”, escrito en 1921, explica de forma muy bella esta versión:
“En el mito indo la primera etapa de la Revelación divina está representada por un pez, criatura acuática. La suposición de que Dios fue un pez indigna hasta comprender su significación interna. ¿Cómo se manifiesta este concepto a la imaginación inda, presenta la popular idea de Matsya o el Pez Avatara? El Avatara vino cuando el Diluvio a salvar la raza humana; y la humanidad está representada en la figura por los cuatro niños rescatados, cuyos colores son: blanco, moreno, amarillo y negro. Ellos fueron quienes, después del Diluvio, propagaron la especie humana y sus numerosas razas. La etapa inmediatamente superior es de transición, pues la vida que animó a las criaturas acuáticas ascendió lentamente a animar a las terrestres. El Avatara es, pues la tortuga, animal a la vez terrestre y acuático. La siguiente etapa en la evolución es representada por una criatura que vive del todo en tierra, el jabalí. Luego viene otra transición, la de la vida divina en formas animales, que empieza lentamente a manifestarse en humanas. Este es el mítico hombre-león, ya que al león se hace representar la etapa superior de la evolución animal. La siguiente etapa después de la del hombre-león es la de la humanidad completa, pero especie primitiva; y la Vida Divina en la primera etapa de la actividad humana está representada por el enano, el hombre primitivo. Después de edades de crecimiento, la vida humana se hace fuerte de cuerpo, con dimensiones gigantescas, violento, egoísta, destructivo, y, sin embargo, esta vida es Dios mismo; y así, el Avatara es Parashu Rama -Rama con el Hacha- cuyas energías propendían más a la destrucción que a la construcción. Ahora viene la etapa de la Vida Divina como humanidad madura y perfecta; y el Avatara es Ramachandra, el Rey ideal de los indos, que reinó hace de decenas de millares de años y cuyas hazañas y sacrificios por el Deber y la Justicia se hallan hoy atesorados en todo corazón hindú. Sigue la etapa del hombre perfecto, que es a la vez hombre y Dios consciente; y así el Avatara es el de Sri Krishna, que enseñó con autoridad, gobernando y guiando a los hombres, porque era Dios. Hay la promesa de un nuevo Avatara, aunque apenas puede nuestra imaginación comprender lo que será. Los libros dicen que vendrá Kalki montado en caballo blanco a restablecer la justicia por los hombres.”
Hay una afirmación enigmática y simbólica en una nota de Isis sin Velo, cuando hablando del Avatar Pez, dice que “esta será la forma que asume el décimo y último avatar al terminar la Era del Kali Yuga”. Esto significa que guía todas las “semillas de vida”, como hace el pez con su prole, otra vez en medio de una destrucción o diluvio cósmico. Es el significado del “Manú Simiente” que recoge la cosecha de mónadas y experiencias-simientes kármicas (skandhas) de una Era para sembrarla en la siguiente, la forma hindú del Noé bíblico, periodo que los estudios teosóficos llaman “Sueño de Ronda”.
Evidentemente la interpretación literal de todas estas enseñanzas y tradiciones es tan absurda y peligrosa para la mente y alma humana como bella, fértil, inspiradora y filosófica la recta interpretación simbólica de las mismas: un cuadro de símbolos vivos cuyos significados se adentran más y más en el infinito, en el misterio, verdadero macrocosmos de la evolución humana.
Jose Carlos Fernández
Almada 11 de diciembre del 2019
Créditos imágenes usadas:
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/09/Dashavatara.jpg
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Kurma_Avatar_of_Vishnu._ca_1870.jpg
… Y La Teósofa también sabría que la analogía entre la evolución de La Tierra y los estados de conciencia de humana, se corresponden por saber, La Teósofa, que El Universo, como ente mental, (en contenido y continente), se expande, crece, se renueva, se replica media te la dinámica de fractales… Reflexiono discreta-mente…
… Gracias y siempre…
¡ SALUD!
…
Gran descripción del devenir humano actual.