Ciencia

Feliz retorno del Panpsiquismo a la Ciencia

“La conciencia permea la realidad. No es tan sólo una característica de la experiencia subjetiva humana, es el fundamento mismo del universo, presente en cada partícula y en toda la materia física” [1]

El que todo cuanto existe viva impregnado de una forma de conciencia y sensibilidad (Panpsiquismo, de Pan-Todo, Psique-Alma emocional y mental) es una doctrina filosófica tan antigua como el mundo. Más que su defensa por presocráticos como Tales de Mileto, Heráclito de Éfeso y Empédocles, pues ya la vemos inscrita en los muros de los templos o en los papiros egipcios. En la filosofía de Platón, sintetizadora de todo el saber de la tierra de las Pirámides y de estos presocráticos brilla como joya refulgente.

Sin embargo, donde aparece –quizás por primera vez- con este término (Panpsiquia) es en la obra Nova de Universis Philosophia, del autor platónico Francesco Patrizzi (1529-1597). PANPSIQUIA es la tercera parte de esta libro, y en ella este filósofo, nacido en la Dalmacia, expone con entusiasmo su doctrina del alma. La naturaleza es una expresión de la razón divina y el cosmos entero está animado por un soplo divino, gracias al cual todo está unido por vínculos de “simpatía”. Giordano Bruno, el gran mártir del librepensamiento (1548-1600) fue también un magnífico expositor de esta doctrina, si acaso la más natural y lógica que haya concebido la razón humana. Leibniz, Spinoza, Schopenhauer, o incluso Bertand Russell defendieron esta filosofía. En el siglo XX, uno de los científicos que más la apoyó fue el astrofísico británico Arthur Eddington, el gran defensor de la Teoría de la Relatividad de Einstein, y quien la confirmó con sus mediciones experimentales en el eclipse solar de 1919. El cosmólogo Roger Penrose (1931) es otro de sus heraldos del pansiquismo.

La Humanidad, queriendo respirar de nuevo el aire puro de la verdad, vuelve de nuevo a esta Filosofía Magna. Después de un grave descenso en el materialismo durante más de tres siglos (con acento en la separación de la res extensa –la materia- y la res cogitans –el pensamiento- de Descartes, quien eliminó así el elemento, Psique, de vínculo entre ambos), descenso o caída que tocó fondo con el positivismo de Comte y con el materialismo dialéctico del marxismo, y ahora en el rigidísimo neorracionalismo. De las ruinas y lodo humeante de este materialismo ateo que ha contaminado la mente humana y al planeta entero, brotan de nuevo las primeras flores de una nueva visión del mundo… que es tan antigua como la conciencia de sí, y de la que nunca nos deberíamos haber apartado, pero hoy con el espaldarazo de la Ciencia. En este sentido las obras de Rupert Sheldrake, y el “Manifiesto para una Ciencia Post-materialista”- elaborado en una cumbre que se celebró en el Canyon Rancho en Tucson, Arizona, los días 7 al 9 de Febrero del 2014-tienen una importancia decisiva, histórica y vital.

El filósofo australiano David Chalmers, profesor en la New York University, en sus estudios sobre la conciencia, nos dice, sabiamente, que[2]:

“No hay nada que conozcamos más directamente (…) pero al mismo tiempo es el fenómeno más misterioso del Universo”. Dice que “cualquier sistema es consciente…, las rocas serán conscientes, la Tierra será consciente, cualquier tipo de agregación otorga conciencia”

Qué bien se entiende ahora el artículo “La Rebelión de los Artefactos” del profesor J.A.Livraga (1930-1991) o la enseñanza de su Maestro, el teósofo Nilakanta Sri Ram (1889-1973) cuando dice que toda conciencia surge del cruce de dos o más entidades evolutivas, como el punto de dos líneas o la línea de dos planos.

En este mismo artículo –de la nota 1- explica la defensa que hacen, por ejemplo, del Panpsiquismo autores como:

-El psiquiatra y neurocientífico italiano Giuliano Tomoni, principal investigador del centro para el Sueño y la Conciencia, de la Universidad de Wiscosin-Madison, de EEUU, con su “Teoría Integrada de la Información”. Dice a las claras que la conciencia depende de un sustrato físico, pero que no es reducible a él”. En definitiva, que la mente no es el cerebro, sino que éste es el soporte de la misma, como una radio que capta y reproduce ondas que están en todas partes.

-Philip Goff, profesor de Filosofía en la Universidad Central Europea en Budapest. Explica que “es muy difícil aceptar que podamos obtener conciencia de la no conciencia”[3]. “Cada partícula singular en la existencia –continúa-posee una forma inimaginablemente simple de conciencia. Estas partículas se juntan en formas más complejas de conciencia, como las experiencias subjetivas humanas.”

-Christof Koch (1956) neurocientífico, director científico del Instituto Allen en Seattle, dedicado a la ciencia del cerebro. Estudioso de las bases neuronales de la conciencia, dice que ésta es una propiedad fundamental de las entidades conectadas en red.

De todos modos, el verdadero y gigantesco himno filosófico al Panpsiquismo es la obra colosal, “La Doctrina Secreta”, de H.P.Blavatsky, que tanto intrigó a Einstein, escrita a finales del siglo XIX. Extraemos algunas de sus propuestas, las mismas a las que los nuevos heraldos –ahora científicos-del Panpsiquismo están dando nueva voz:


Algunas citas de la Doctrina Secreta sobre el Panpsiquismo

“Metafísica y esotéricamente sólo existe Un Elemento en la Naturaleza, y en la raíz de él está la Deidad. Los llamados siete elementos, de los cuales cinco ya se han manifestado y afirmado su existencia, son la vestidura, el velo de esa Deidad, de cuya esencia viene directamente el Hombre, bien se le considere física, psíquica, mental o espiritualmente.

Del capítulo “Los 4 Elementos”, en el volumen II

 

“Los Elementos de Platón y Aristóteles eran, pues, los principios incorpóreos asignados a las cuatro grandes divisiones de nuestro Mundo Cósmico, y con justicia define Creuzer esas creencias primitivas como “una especie de magismo, un paganismo psíquico, y una deificación de potencias; una espiritualización que colocaba a los creyentes en estrecha comunidad con esas potencias”

Capítulo “Los Cuatro Elementos” del Volumen II

 

“Pues la religión primitiva era algo más y mejor que una simple preocupación sobre los fenómenos físicos, como observó Schelling; y principios más elevados que los que nosotros, saduceos modernos, conocemos, “estaban ocultos bajo el transparente velo de divinidades puramente naturales, como el trueno, los vientos y la lluvia”. Los antiguos conocían y podían distinguir los Elementos corporales de los espirituales, en las Fuerzas de la Naturaleza.”

Capítulo “Los Cuatro Elementos” del Volumen II

 

“Esos seres son los “Hijos de la Luz”[4], porque emanan y se engendran en aquel Océano infinito de Luz del cual uno de los polos es el Espíritu puro perdido en lo absoluto del No-Ser, y el otro polo es la Materia en que él se condensa, “cristalizando”, a medida que desciende en la manifestación, en un tipo cada vez más grosero. La Materia, por consiguiente, aunque en cierto sentido no es otra cosa que los sedimentos ilusorios de esa Luz cuyos Rayos son las Fuerzas Creadoras, encierra, sin embargo, en sí, la presencia completa de su Alma, de aquel Principio que nadie –ni siquiera los “Hijos de la Luz” surgidos de su OSCURIDAD ABSOLUTA-conocerá jamás.”

Capítulo “Razones para esta Adenda” (Ciencia Oculta y Moderna)[5] del Volumen II

 

“Si existe en la tierra algo parecido al progreso, la Ciencia tendrá que renunciar algún día, nolens volens, a ideas tan monstruosas como las de sus leyes físicas gobernadas por sí mismas, vacías de Alma y Espíritu, y tendrá entonces que volverse hacia las Doctrinas Ocultas.”

Capítulo “Los Disfraces de la Ciencia”, del Volumen II

 

“El error y falsedad más importante y fatal que la Ciencia ha cometido, en opinión de los ocultistas, radica en la idea de la posibilidad de que exista en la Naturaleza algo que sea materia muerta o inorgánica. El Ocultismo pregunta: ¿Hay algo muerto o inorgánico que sea capaz de transformación o cambio?  Y ¿acaso existe bajo el Sol cosa alguna que permanezca inmutable o constante?  El que una cosa esté muerta, implica que en algún tiempo estuvo viva. ¿Cuándo, en qué periodo de la cosmogonía? El Ocultismo dice que en todos los casos en que la Materia permanece inerte, es precisamente cuando es más activa. Un bloque de materia o de piedra está inmóvil y es impenetrable para todos los objetos y propósitos. No obstante y de facto, sus partículas se hallan en eterna vibración incesante, que es tan rápida que para el ojo físico el cuerpo parece carecer en absoluto de movimiento; y la distancia entre aquellas partículas en su movimiento vibratorio es –considerada desde otro plano de existencia y percepción- tan grande como la que separa copos de nieve o gotas de lluvia.”

Capítulo “Los Disfraces de la Ciencia” del volumen II de la Doctrina Secreta

Esta última afirmación, perfectamente válida y confirmada hoy por la Ciencia, es asombrosa para el año en que fue escrita, 1887, en que se consideraba a la materia como un conglomerado inerte de átomos.

 

“La ciencia entera del Ocultismo está basada sobre la doctrina de la naturaleza ilusoria de la materia, y la divisibilidad infinita del átomo. Ella abre horizontes ilimitados a la Substancia, animada por el soplo divino de su Alma en todo estado posible de tenuidad, estados no soñados aún por los químicos y físicos más espiritualmente predispuestos.”

Capítulo “Los Disfraces de la Ciencia” del volumen II de la Doctrina Secreta

 

La fusión de las dos Ciencias, la arcaica y la moderna, exige ante todo el abandono de los derroteros materialistas actuales. Requiere una especie de misticismo religioso y hasta el estudio de la antigua Magia, que nuestros académicos jamás emprenderán. La necesidad de ello, fácilmente se explica. Así como en las antiguas obras alquímicas, el significado verdadero de las Sustancias y Elementos mencionados está oculto bajo la forma de las más ridículas metáforas, de igual modo las naturalezas física, psíquica y espiritual de los Elementos (del fuego, por ejemplo), están ocultas en los Vedas y especialmente en los Puranas, bajo alegorías comprensibles únicamente para los Iniciados.”

Capítulo “Los Disfraces de la Ciencia” del volumen II de la Doctrina Secreta

 

El Panteísmo puede ser “físicamente redescubierto”. Fue conocido, visto y sentido por toda la antigüedad. El Panteísmo se manifiesta en la vasta extensión de los estrellados cielos, en la respiración de los mares y océanos, y en el hálito de vida de la hierbecilla más diminuta. La Filosofía rechaza un Dios finito e imperfecto en el Universo, la deidad antropomórfica del monoteísta, tal como la representan sus adoradores. Repudia, en virtud de su nombre de Filo-teosofía, la idea grotesca de que la Deidad Infinita, Absoluta, tenga, o mejor dicho, pueda tener relación alguna directa o indirecta con las evoluciones finitas ilusorias de la Materia, y por consiguiente, no puede imaginar un universo fuera de aquella Deidad, o la ausencia de la misma de la más diminuta partícula de la Sustancia animada o inanimada. No significa esto que cada rama, árbol o piedra sea Dios o un Dios, sino que cada partícula del material manifestado del Kosmos pertenece a Dios y es la Sustancia de Dios, por muy baja que pueda haber caído en su rotación cíclica a través de las Eternidades de lo Siempre Viniendo a Ser; y también que cada punto de éstos individualmente, y el Kosmos colectivamente, es un aspecto y un recordatorio de aquella Alma universal Una, que la Filosofía se nieva a llamar Dios, limitando así la Raíz y Esencia eterna siempre presente.

Capítulo “Vida, Fuerza o Gravedad” del Volumen II de la Doctrina Secreta

 

En cuanto a los llamados Átomos Elementales, los ocultistas los mencionan por ese nombre, con un significado análogo al que le dan los indos a Brahmâ cuando le llaman Anu, el Átomo. Cada Átomo Elemental, tras el cual más de un químico ha seguido la senda trazada por los alquimistas, es, según su firme creencia, un Alma, ya que no conocimiento; no necesariamente un alma desencarnada, sino un Jîva, como lo llaman los indos, un centro de Vitalidad Potencial, con inteligencia latente en sí; y en el caso de Almas compuestas, una existencia inteligentemente activa, desde el orden más elevado al más inferior; una forma compuesta de más o menos diferenciaciones. Se requiere un metafísico –y un metafísico oriental- para comprender nuestro significado.

Capítulo “Sobre los Elementos y los Átomos”, del Volumen II de la Doctrina Secreta

 

Ningún filósofo antiguo, ni siquiera los kabalistas judíos, disoció nunca el Espíritu de la Materia, o la Materia del Espíritu. Todas las cosas tenían su origen en lo Uno, y procediendo del Uno, deben finalmente volver al mismo.

Capítulo “Sobre los Elementos y los Átomos”, del Volumen II de la Doctrina Secreta

 

Estas son algunas de entre los cientos o más bien millares de afirmaciones de la más alta filosofía sobre el Panpsiquismo, máximas que pueden aún ser guía de los científicos, o de los amantes del saber que se decidan a estudiarlas o a meditar en ellas.

 

José Carlos Fernández

Almada, 7 de Febrero del 2018


[1] Del artículo BBC Mundo “Panpsiquismo: cómo es la teoría de que todo, desde una roca a una casa, tiene conciencia (y por qué gana credibilidad académica)” del 3 de febrero del 2018.

[2] Del mismo artículo

[3] En la revista Quartz, el artículo, casi idéntico aunque anterior al del BBC Mundo, “The idea that everything from spoons to stones are conscious is gaining academic credibility” por Olivia Goldhill.

[4] Se refiere a las entidades de conciencia o espíritu que animan cada uno de los seres o partículas del Universo, equivalente a las Mónadas de Leibniz.

[5] Segunda Parte del Volumen II de la Doctrina Secreta, en su edición en español o portugués.

3 comentarios en “Feliz retorno del Panpsiquismo a la Ciencia”

  1. Muchísimas Gracias, Don Jose Carlos, por respuesta tan precisa hacia los que parecen haber olvidado pensar, por tanto razonar…

    “Nada”, entonces es “ausencia de observador”. De modo que nunca hubo “Nada”. Entiendo, pudiendo estar equivocado, que es en “Vacío”, como “Espejo” donde emerge “El Todo”, que incluye “Nada”.

    Un saludo siempre sincero lleno de agradecimiento.
    Á. Ponte

  2. Buenas noches, Don Jose Carlos.
    Con toda humildad se me ha ocurrido que le puede gustar un fragmento del podcast que ando terminando de escuchar en estos instantes.

    Coffee Break: señal y ruido (ivoox). Último episodio. N* 152.
    “Amanecer cósmico; conjetura de censura…”
    A partir del minuto 38.

    Parece que “los nuevos heraldos”, encontraron algo así como que El Acto interacciona con La Potencia; “Lo que es” con “Lo que puede ser”; .. Que El cero genera El Uno; El Uno genera El Dos; El Dos genera El Tres… El Tres (Logos relacional) genera Los diez Mil seres..

    En fin, como ha venido demostrando con su afilada prosa.

    Un saludo sincero.
    Á. Ponte

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