esoterismo

H.P.Blavatsky y la búsqueda espiritual de Elvis Presley

Jimmy Carter, presidente de los Estados Unidos, dijo en homenaje fúnebre, unas palabras de despedida a Elvis Presley, fallecido el 16 de agosto de 1977, con 42 años.

“Su música y su personalidad, fusionando los estilos del country blanco y el rhythm and blues negro, cambió permanentemente el rostro de la cultura popular estadounidense. Su popularidad fue inmensa, y fue un símbolo para la gente del mundo de la vitalidad, la rebeldía y el buen humor de su país.”

Lo que es menos conocido es que el Rey del Rock era un auténtico apasionado de la sabiduría antigua, motivado por una búsqueda profunda del secreto de la vida. Una búsqueda, por desgracia, desordenada –incluso caótica- y sin una guía segura para recorrer el laberinto de autores y temas donde ésta se ofrece. Lo que el libro Voz del ´Silencio llama “Sala de la Instrucción”, “en el que tu Alma encontrará las flores de vida, pero, debajo de cada flor, una serpiente escondida” y “si quieres atravesarla a salvo, no de detengas a respirar el perfume de sus narcóticas flores, si quieres liberarte de las cadenas kármicas, no busques a tu Maestro en estas regiones de ilusión”.

Elvis Presley era un voraz lector. Según sus biógrafos habría leído más de mil libros, y más que leído, estudiado, pues todos ellos aparecen subrayados, con notas al margen, reflexiones, imperativos de su alma, etc. Viajaba con una biblioteca personal de 300 libros, los que consultaba una y otra vez, y entre ellos, los más y más importantes para él eran los que hoy llamaríamos de Esoterismo. Dedicaba varias horas diarias a la lectura y a la reflexión profunda, de un modo serio, y es que no podía ser de otro modo, pues como Capricornio, el regente de su signo es Saturno. Después aleccionaba a sus oyentes, a sus amantes y amigos en charlas de horas sobre temas que eran incapaces de seguir.

De todos los libros, uno que le acompañó siempre y que dijo que le produjo un gran impacto espiritual fue, precisamente Voz del Silencio, enseñanzas de mística tibetana traducidas y anotadas por la genial H.P.Blavatsky (1831-1991), una de las obras más sorprendentes y profundas de toda la historia de la humanidad. Era tal la devoción por sus enseñanzas, que en muchas de sus actuaciones, en sus giras incansables, dejaba de cantar, para leer al público congregado, fragmentos de dicha obra, para que todos pudieran bañarse como él en tan puras aguas de sabiduría y vida.

Entre los libros estudiados por Elvis, hallamos también “Isis sin Velo” y la “Doctrina Secreta” de esta autora, e incluyó estos en la lista que obligatoriamente debía leer una de sus amigas, a quien quiso iniciar en estas doctrinas filosóficas. Quien le instruyó en estas obras fue su peluquero, y después su amigo y guía (para bien y para mal) en estas lides, Larry Geller, a partir del año 1964. Tras la muerte de Elvis, escribió varios libros sobre el “camino espiritual” del mismo, libros como If I can Dream: Elvis’ Own Story, o Elvis? Search for God, Elvis & Larry: A Journey Shared, y Leaves of Elvis’Garden: The song of His Soul.

El título de esta última obra, está claramente inspirado en Leaves of the Morya’s Garden (Hojas del Jardín de Morya , libro escrito en el año 1924 por Helena Roerich -la primera traductora al ruso de la Doctrina Secreta de H.P.Blavatsk- y su Escuela Espiritual Agni Yoga, con bellas máximas heroicas que conmueven el alma, y otro de los textos de los que Elvis nunca se separó.

Sabemos por Larry Geller los libros que juntos, leyeron y comentaron, entre los que destaco:

El Profeta, de Khalil Gibrán, un tesoro de lirismo y filosofía; Las Enseñanzas Secretas de Todas las Edades, de Manly Palmer Hall, uno de los mejores compendios de simbología y esoterismo del siglo XX, Los Maestros y el Sendero, de Leadbeater, New Mansions for New Men, de Dane Rudyar, de Wisdom of the Overself, de Paul Brunton,The Impersonal Life, de un Anónimo, y luego atribuido a Joseph Benner (Elvis hizo de esta obra centenares de copias del mismo para sus amistades).

El drama fue que su búsqueda sin un verdadero Maestro que le guiara, -aunque él le intuyera en lo profundo de su alma-, fue caótica y en un enmarañado donde es difícil separar las sensaciones psíquicas de las sagradas intuiciones. Autobiografía de un Yogui de Parahamsa  Yogananda(después elegiría como retiro espiritual para reposar de sus giras, un ashram del mismo en el Monte Washington, en Los Ángeles), Encuentros con Hombres Notables de Gurdjieff, el Libro de Urantia (y aquí ya entramos en la más pura alucinación mediúnmica), libros de Numerología, de Hinduismo, textos de Krishnamurti (especialmente “Primera y Última Libertad”), de Curación Esotérica y otros de Alice Bailey, y todo tipo de inmersión en Cristianismo Esotérico (“El Evangelio de Acuario de Jesucristo”, de Levi), Kábala, etc.,  y cientos de libros más, todo ello junto debía ser un cocktail explosivo. La noche que murió, de un ataque cardiaco en su bañera, estaba leyendo “Búsqueda científica del Retrato de Jesús”  y varias horas antes, al parecer, “Sexo y Energía Psíquica” (fácil combinación con la que es fácil también entrar en el camino sin retorno de la locura).

Las obras de Timothy Leary’s sobre experiencias psicodélicas, y la de Aldous Huxley sobre “Las Puertas de la Percepción”, tampoco debieron de ser de gran ayuda en su salud psíquica, y tampoco en la física. Cuando murió, la cantidad de “drogas médicamente recetadas” en la sangre de Elvis hicieron comprender el porqué de sus dolencias y aún de su infarto.

Ya lo había él mismo leído y estudiado en su gran libro amado, Voz del Silencio: “Las aguas puras de vida eterna, claras y cristalinas, no pueden ser mezcladas con los torrentes de lodo de la tempestad del monzón”. Claro, leer y estudiar es sólo el inicio de un camino que se adentra al mismo corazón de la Realidad. Qué bellas y poéticas, ciertamente divinas en su significado,  le debieron resultar a Elvis estas enseñanzas de la autora de “Doctrina Secreta”:

“Existe un camino, escarpado y espinoso, lleno de peligros de toda clase –pero aun así es un camino-; y conduce al Corazón del Universo. Puedo deciros cómo encontrar a Aquellos que os mostrarán los portales secretos que sólo conducen hacia el interior… Para aquellos que logren avanzar, existe una recompensa más allá de toda definición: el poder de bendecir y salvar a la humanidad. Para aquellos que fracasen, hay otras vidas en las cuales el éxito les puede llegar”

Sabemos la importancia que Elvis dio en los últimos años al mensaje de las canciones escogidas: “Soñad con un sueño imposible”, “Mi camino”, etc., de profunda belleza y filosofía. También el cuidado que ponía en los vestuarios de sus giras, todos ellos de este ámbito esotérico: Soles y figuras geométricas esmaltadas, águilas… y en los anillos que él mismo diseñaba, según su conocimiento “mágico” adquirido.

Es también lógico que pensase, y de hecho, lo hacía, que si podía ejercer influencia sobre tanta gente (el primero de sus conciertos televisados tuvo una audiencia de 1.500 millones personas), ¡quizás era el designado por el Destino o por los Maestros de los Himalayas para encauzar al mundo en una senda de espiritualidad más allá de una u otra religión…! El ideal de las Vegas, los últimos años de su vida y confusión, la catarsis psíquica e inferior de las masas en los macroconciertos, que parecen una taumaturgia diabólica cuyo efecto es una alquimia inversa, parecen desmentir esto. Aunque, quién sabe, ¿qué sabemos de la verdad, confundidos, como estamos en las sombras de la ignorancia? ¿No se nos ha enseñado que todo lo que está manifestado es gris, más claro o menos, tendiente hacia la luz o hacia la oscuridad, sí, pero gris?

En todo caso su propósito, el de Elvis, se funde, como las aguas de un río en otro, en todo el fenómeno de la New Age tan asociado a las aguas disolventes de Acuario, o la modernidad líquida que explicó el llorado Zygmunt Baumann. A finales del siglo XIX, H.P.Blavatsky auguró que en el siglo XX el Esoterismo triunfaría, ya fuera con aguas más límpidas, reservadas a los afortunados y a los de búsqueda sincera y discernimiento en guardia; o más sucias: las enseñanzas divinas mezcladas con todo tipo de intereses personales y mezquinos, con miedos y psiquismos estériles, con aberraciones sexuales, o con fanatismos religiosos de todo color y pelaje.

Nos resta, como de la flor su perfume, la belleza que no muere de muchas de sus canciones, su ternura y sensibilidad, la sinceridad de su voz, de un carisma que nadie puede negar, y el impacto y transformación que generó en su época, que le convierten, de un modo u otro, en uno de los “mitos del siglo XX”.

 

Jose Carlos Fernández

Lisboa, 5 de Agosto 2017

1 comentario en “H.P.Blavatsky y la búsqueda espiritual de Elvis Presley”

  1. Afortunados los que encuentran un auténtico guía espiritual que canaliza su potencial hacia el progreso de la Humanidad…

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