Filosofía

Piedra Filosofal

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“Cuando percibamos la verdad que radica en la naturaleza, en la misma alma de las cosas, descubriremos también la belleza que constituye la poesía de la vida, el aspecto poético de la verdad” Sri Ram

A los más jóvenes el título de este artículo, les evocará la obra de Harry Potter, el primero de la heptalogía, editado en 1997. A otros, aficionados de las ciencias herméticas, el Lapis Philosophorum, el fin y el secreto de la Alquimia, capaz de transformar el plomo en oro y de con ella obtener el elixir de inmortalidad o de la eterna juventud. Los más sutiles, conocedores del simbolismo de esta “piedra” sonreirán, recordando que, como dijo Cristo a sus discípulos, hay almas que son la “luz del mundo” y “la sal de la vida”, y que servidores de lo que Paracelso llamara “el Gran Imán” que magnetiza la naturaleza y la vida entera, van “imantando” las almas humanas. Despertándolas de su sueño de ignorancia y egoísmo y convirtiéndolas gradualmente en servidores más o menos conscientes del Gran Plan que es la Evolución. O simplemente iluminando con una sonrisa y esperanza a todos, dejando, como el personaje de Pollyana una estela de amor, devolviendo la fe en el sentido de la vida, la natural solidaridad con el prójimo. Pues estas almas bendecidas son la “piedra filosofal” o los hombres y mujeres de oro que menciona Platón en su República, la sabiduría, justicia, prudencia y esperanza del Estado Ideal.

Pero no, voy a hablar de la imaginación, del poder transformador de los sueños, que es también “la piedra filosofal”, y que como el Quijote, va caminando por un mundo de hierro para convertirlo en un mundo de oro.

Voy a hablar de una de las más bellas canciones de nuestro país hermano, de la canción y el poema “Piedra Filosofal” que todo portugués sabe cantar y que recuerdo, la primera vez que la oí me dejó estupefacto, por la profundidad de sus significados de su letra, del poeta Antonio Gedeão y por la saudade y ternura de su música, que es la saudade y ternura misma del alma lusitana, música realizada por Manuel Freire en el año 1969.

La dificultad a veces de establecer vínculos culturales, enraizados y profundos, no sólo novedosos y de superficie, entre estos dos países, España y Portugal (a los que casi no separa ninguna frontera geográfica); se hace evidente cuando compruebo que casi nadie en España conoce esta canción que hace vibrar el alma del portugués. Al escribir en un buscador como google el título de la canción en español “piedra filosofal” y el nombre del autor, no se accede a él fácilmente, y para muchos lo que no está en internet, simplemente no existe.

El poema, como dijimos es de Antonio Gedeão pseudónimo de Rómulo Carvalho (1906-1997), científico y poeta nacido en Lisboa. Forma parte este poema, “Piedra Filosofal”, del libro Movimiento Perpetuo.

Ilustre personaje, su autor, uno de los más grandes divulgadores de la ciencia en Portugal en el siglo XX, y más que eso, de los grandes “humanizadores” de esta ciencia, dándole medida humana, evitando que el conocimiento humano fuera medido por la máquina, por la tecnología. Ya lo dijo el genial Profesor Livraga (1930-1991), nosotros construimos las máquinas, pero luego las máquinas nos hacen a su medida, pues nos obligan a pensar en función de ellas, impidiéndonos escoger libremente nuevos rumbos. Qué bien lo describió Virgil Gheorghiu en su “25ª Hora”, una sociedad diseñada en función de la tecnología de la que nos sentimos tan orgullosos, no en función de los valores humanos que debemos conquistar y guardar como el mejor de los tesoros. La verdad que nos deshumaniza quizás no sea tal verdad, pues, como dijo Platón, la verdad es como la luz de un Sol, que hace crecer la verdadera naturaleza de lo que toca, extirpando lo adulterado y ya viejo o inútil.

Y es que Rómulo Carvalho se esforzó denodadamente por generar en sus discípulos y lectores el espíritu de asombro, la admiración, que dice Aristóteles es el pórtico de todo conocimiento. Recorre la historia de los grandes descubrimientos científicos, recrea los escenarios, explica los principios, descubre la poesía y belleza intrínseca que acompaña a la búsqueda de la verdad, hace vibrar y brillar el idealismo de los que consumieron sus vidas siguiendo la estrella de una ley universal, de una verdad oculta hasta ahora tras el velo de las apariencias y de lo superficial. En las clases a los jóvenes bachilleres (40 años de su vida estuvieron dedicados a la enseñanza) se convertía en una especie de taumaturgo, recreando los experimentos como un mago, dramatizando como un consumado actor, despertando su más vivo interés y haciendo vivir ideas y verdades, no sólo con la mente formal, sino con el corazón. En un documental[1] emitido por la televisión con motivo de su 90 aniversario, entrevistan a muchos de sus discípulos (más discípulos que simplemente alumnos, pues como en el símbolo del pelícano, les dio al enseñarlos, la sangre de su alma, para alimentar las suyas), convertidos ahora en eminencias (por ejemplo el Dr. Marcelo Rebelo de Sousa), y todos coinciden que fue este profesor quien más les marcó, de un modo determinante, en su educación, que les inspiraba confianza en ellos mismos, amor al conocimiento, espíritu de autodisciplina, rigor, seriedad. Y decenas (o quizás centenas) de miles de estudiantes y adultos leyeron sus libros tan pedagógicos: Historia del Teléfono, Compendio de Química, Historia de la Radioactividad, la Ciencia Hermética, El Descubrimiento del Mundo Físico, La Experiencia Científica, La Naturaleza Corpuscular de la Materia, Moléculas, Átomos e Iones, La Estructura Cristalina, Ondas y Corpúsculos, La Energía Radiante (todos dentro de la colección “Ciencia para la Gente Joven”), además de libros de texto para la enseñanza reglada, de Física, Química, Ciencias de la Naturaleza, etc. Y no olvidemos lo difícil, y lo bello, que es hacer una divulgación rigurosa de la ciencia, pero con ojos de poeta, o sea, penetrando con la imaginación en el Alma de la Naturaleza, sin dejar de tener los pies bien en la tierra.

Como hombre universal, al modo renacentista, no se conforma con ser poeta y divulgar la ciencia, se convierte en historiador, y de este afán nacen magníficas obras, como, por ejemplo: Relaciones entre Portugal y Rusia en el siglo XVIII, La Astronomía en Portugal en el siglo XVIII, Historia de la Enseñanza en Portugal, desde la fundación de la nacionalidad hasta el fin del régimen de Salazar-Caetano (Lisboa, 1986), el amplio ensayo “El Texto Poético como Documento Social”, o la obra Historia de la Fundación del Colegio Real de los Nobles de Lisboa, etc.

El interés por la ciencia del siglo XVIII en Portugal, del que nacieron varios libros y numerosos artículos, lo explica el mismo Manuel de Carvalho en una entrevista en el periódico Público el 24 de noviembre de 1996: “En el siglo XVIII fue cuando se produjo la transformación fundamental en los métodos de enseñanza. Fue el momento exacto en que el domino de la Iglesia, que venía desde el principio, fue combatida por los filósofos”

Para educar en Historia a su hijo, de siete años, escribe un voluminoso manuscrito, todo él ilustrado con dibujos, al que llama “Los orígenes de Portugal: Historia contada a un niño” sin ninguna intención de editarlo, pero que luego aparecería al público post mortem y facsímil en 1998 y a título de homenaje póstumo.

El primer libro de poemas lo edita con 50 años, pero desde siempre corrió por sus venas la sangre de poeta. Con sólo diez años, decide continuar la edición de la obra de Camões, “Los Lusíadas” e historiar en verso los siglos siguientes a la muerte de este autor, y realiza algunos capítulos[2]. Elige con su primer libro de poesías, Movimiento Perpetuo, un pseudónimo que es casi secreto durante muchos años, para no perturbar su acción académica. Y a partir de aquí comienza una acción poética ininterrumpida que da a luz las siguientes obras: Teatro del Mundo (1958), Máquina de Fuego (1961), Líneas de Fuerza (1967), Poemas Póstumos (1984), Nuevos Poemas Póstumos (1990). Escribe también la obra de teatro RTX 78/24, y el Poema de Galileo (en 1964), para celebrar el 4º nacimiento del científico italiano. Este último poema fue, como Piedra Filosofal, convertido también en canción por Manuel Freire y es junto con éste y Lágrima Negra, una de las obras más famosas de Antonio Gedeão.

Con sus 90 años, y conservando aún un vigor intelectual asombroso, recibe el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Évora (el 8 de enero de 1995), y un año después la Medalla de Plata de la Universidad Nueva de Lisboa, la Gran Cruz de la Orden del Mérito de Santiago de la Espada, y la Medalla del Mérito Cultural. Se despide del mundo, escribiendo una autobiografía o memorias, y deja en blanco la última línea para que el lector escribe la fecha de óbito.

Sus últimos años los dedicó pro bono, a labores etnográficas en el Museo Maynense de la Academia de Ciencias de Lisboa, y el 19 de febrero de 1997, fallece en Lisboa, como un Hércules, hijo de Zeus que retorna al mundo celestial del que vino, satisfecho con los trabajos realizados.

Él es poeta y es científico de verdad, no se deja llevar por la soberbia de pensar que por que la ciencia haya retirado la ínfima punta del Velo de Isis hemos ya conquistado el Gran Misterio, ni de que lo vamos a poder hallar en miles de años, sino millones, y en todo caso, siempre a nuestra medida, no quizás a la medida del Misterio mismo. Nos preguntamos con H.P.Blavatsky: “¿cómo puede lo condicionado conocer lo incondicionado?”, cómo se puede ser tan audaz de querer demostrar la inexistencia de Dios, o incluso su existencia. En la ya referida entrevista televisiva, dice:

“Todo cuanto existe en la Naturaleza fue hecho, no existía antes, y si fuéramos así retrocediendo, retrocediendo, retrocediendo, llegaremos a una fase en la que nuestro planeta sale del Sol, el Sol nace de la Galaxia y… a dónde llegamos…; en fin, yo no soy capaz de preguntar “¿quién hizo esto?” y por lo tanto, no me lo pregunto.”

En política se le ve decepcionado con los sistemas, y aún con la naciente democracia portuguesa, dice que en todo lo que ve en la historia, todas las formas de gobierno tratan de hacer prevalecer sus intereses, los unos, dice, de forma totalitaria y por medio de la disciplina, los sistemas fascistas; los otros a través de, o con el engaño de la libertad, tipo las democracias. De hecho, dada su edad y que no tiene ya nada que temer de nadie ni de nada, y no le deben importar mucho los comentarios a su respecto, dice descaradamente frente a las cámaras que él nunca ha votado ni piensa hacerlo.

El poema, y la canción Piedra Filosofal, es un verdadero himno a la imaginación, de líneas definidas (y no a la fantasía nebulosa), el poder de la imaginación que es la llama de Prometeo robada a los Dioses, el que nos permite crear, hacer ciencia, y arte, aún política e incluso religión, es decir, toda actividad profundamente humana. El poema es denso, muy denso, mucho más de lo que parece, cuando se analiza palabra a palabra, algo que haré en un próximo artículo. Recuerdo un discípulo que una vez me comentó que su profesor de Filosofía, cuando él tenía unos dieciséis años, le dedicó medio año académico a la explicación de tal poema, y que fue maravilloso todo lo que pudo aprender en él. Es curioso comparar esta canción con la de “Soñar un sueño imposible”, asociada al Quijote, signífer de España, pues ambas hablan del Sueño, pero no del sueño como el cese de la vigilia, sino el sueño como poder transformador de lo real, en el sentido que le daba el profesor J.A.Livraga o D.Rimpoché cuando dice que:

“No desprecies nunca tus sueños. Debes hacer un pacto con ellos. Ellos son el manantial y la fuerza inagotable que te llevarán a la victoria. Detrás del obstáculo hallarás una libertad virginal, un horizonte más vasto”

Recomiendo que antes de leer el poema escuchen varias veces la canción de tan misteriosa dulzura, verdaderamente embriagadora y si pueden vayan siguiendo su lectura con la traducción, que aquí hago, con sentimiento de gratitud.

https://www.youtube.com/watch?v=9r6FqT7F1s0

 

PIEDRA FILOSOFAL
Ellos no saben que el sueño
es una constante de la vida
tan concreta y definida
como otra cosa cualquiera,
como esta piedra grisácea
en que me siento y descanso,
como este calmo regato
en sereno ritmo y movimiento,
como estos altos pinos,
que en verde y oro se agitan,
como estas aves que gritan
embriagadas de azul.
 
Ellos no saben que el sueño
es vino, es espuma, es fermento,
bichito risueño y sediento,
de hocico puntiagudo
que topa y excava a través de todo
en perpetuo movimiento
 
Ellos no saben que el sueño
es lienzo, es color, es pincel,
base, fuste, capitel,
arco en ojiva, vidriera,
pináculo de catedral,
contrapunto, sinfonía,
máscara griega, magia,
que es retorta de alquimista,
mapa del mundo distante,
rosa de los vientos, Infante,
carabela quinientista,
que es cabo de Buena Esperanza,
oro, canela, marfil,
florete de espadachín,
bastidor, paso de danza,
Colombina y Arlequín,
passarola[3] voladora,
pararrayos, locomotora,
barco de proa festiva,
alto horno[4], generador,
fisión del átomo, radar,
ultrasonido, televisión,
alunizaje en cohete espacial
en la superficie lunar.
 
Ellos no saben, ni sueñan,
que el sueño comanda la vida,
y que siempre que un hombre sueña
el mundo salta y avanza
como pelota colorida
en las manos de un niño.

 

Jose Carlos Fernández,

26 de noviembre de 2014, Córdoba, España

____________________________________________

[1] Esta es la primera de las siete partes, desde ahí se pude llegar a las demás, una a una

https://www.youtube.com/watch?v=RaSeksf5SE0

[2] Algunos de estos capítulos fueron editados por una revista local, a título de curiosidad, y evidentemente, porque tenían un mérito debido, y el autor dice irónicamente que no desmerecían a los de Camões.

[3] La Passarola fue la primera aeronave conocida del mundo en efectuar un vuelo, 74 años antes del vuelo en globo de los Hermanos Montgolfier

[4] El alto horno es la construcción para efectuar la fusión y la reducción de minerales de hierro, con vistas a elaborar la fundición.

2 comentarios en “Piedra Filosofal”

  1. No acostumbro a comentar, pero esto es sencillamente hermoso. esta mañana tuve un sueño en el que mi amigo y guía condesaba una piedra flotante a partir de unas mas pequeñas que le había entregado en una bolsa. debido a que he estado estudiando la alquimia interna y la ensoñación, relacione el sueño con la piedra filosofal, al buscar por curiosidad en Internet noté que la imagen de este post era similar a la que vi en mi sueño y me adentre en la lectura. con lo que me encuentro es fenomenal, absolutamente todo lo que se encuentra acá lo he abordado a lo largo de mi vida de una u otra forma…. me nace la necesidad de profundizar la lectura de este autor. (mi poeta favorito hasta el momento también es de su tierra, Pessoa) totalmente agradecido.
    Anderson Montoya, estudiante de Educación Física y deportes en Medellín Colombia

  2. El artículo no me ha gustado, me ha encantado… Mås que un poema, lo he sentido como un himno entonado por misteriosos alquimistas. He insuflado mis Sueños y me siento un Quijote… Infinitas gracias… A seguir los Sueños que hacen avanzar a la Humanidad…

Si el artículo le ha gustado, deje por favor un comentario. Agradecemos su opinión.

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