Ciencia

De los infinitos mundos y las infinitas vidas (II)

espacio hubble

(leer parte I aquí)

 

Retomo el texto primero de H.P.Blavatsky:

“De este modo el razonamiento científico, así como los hechos observados, concuerdan con las declaraciones del Vidente, y la voz innata en el propio corazón del hombre declarando que la vida –la vida consciente, inteligente- debe existir en otros mundos más que en el nuestro.

Pero éste es el límite más allá del cual las facultades del hombre ordinario no pueden llegar. Muchas son las novelas y cuentos, algunos puramente fantásticos, otros llenos de conocimientos científicos, que han intentado imaginar y describir la vida en otros Globos. Pero todos ellos no exponen más que alguna copia desfigurada del drama de la vida a nuestro alrededor (…) pero siempre vemos que, en el fondo, el nuevo mundo es el mismo en que vivimos.”

Pues el error que se comete es semejante al de la religión cuando proyecta una imagen humana de Dios. Y siempre hacemos lo mismo ante las tinieblas de lo desconocido, igual que cuando estamos conduciendo en automóvil en medio de la niebla y en vez de intentar ver mejor, poniendo más atención, abriendo más los ojos, lanzamos un chorro de luz con las largas que rebota en ella como un muro y vuelve sobre nosotros mismos, cegándonos. Frente a lo desconocido la imaginación debe lanzar puentes que luego sean recorridos con el razonamiento y la experiencia, y no crear monstruos de fantasía: “la primera ley en la naturaleza es la uniformidad en la diversidad; y la segunda es la analogía: “Como es arriba, es abajo”. Y en el uso de estas dos verdaderas leyes del verdadero conocimiento, debemos trabajar con discernimiento y extrema prudencia, si no queremos ser abducidos por nuestras propias fantasías. Como decía el filósofo Nilakantha Sri Ram (1889-1973), el abismo debe ser recorrido descendiendo a él poco a poco, no cediendo a la tentación de abandonarse cobardemente a su abrazo, no por lo menos hasta que no sea el Gran Momento de hacerlo.

Somos tan simples que imaginamos que los marcianitos, u otros extraterrestres, deben tener el cráneo y el cerebros enormes[1] en comparación con el rostro, asociando inteligencia y poderes mentales con masa encefálica hipertrofiada; sus caras triangulares con bocas pequeñas debe ser que ya beben zumos o comprimidos y no hay ya necesidad de masticar. Eso sí los ojos, que es donde se ve el alma, gigantes y sin párpados (tal es su incesante vigilancia), con mirada de ciervo o si no, en todo caso, mirada vacuna.

En el mismo artículo de HPB (así es como llamaban sus discípulos a H.P.Blavatsky), menciona un texto del astrónomo filósofo del siglo XIX, Flammarion:

“Parece como si a los ojos de aquellos autores que han escrito sobre el asunto, la Tierra fuera el patrón del Universo, y el hombre de la Tierra, el modelo de los habitantes de los Cielos. Por el contrario, es mucho más probable que, puesto que la naturaleza de los otros planetas es esencialmente variada, y las circunstancias y condiciones de la vida esencialmente diferentes, al paso que las fuerzas que presiden sobre la creación de los seres, y las sustancias que entran en su constitución mutua esencialmente distintas, nuestro modo de existencia no pueda ser considerado en modo alguno aplicable a otros globos. Los que han escrito acerca de este asunto se han dejado dominar por ideas terrestres, y han caído, por lo tanto, en el error”

Pero el mismo Flammarion cae en el error que aquí condena, pues tácitamente toma las condiciones de vida sobre la Tierra como regla para determinar el grado de habitabilidad de otros planetas por “otras humanidades”.

Los verdaderos científicos, los que no han perdido la condición filosófica inherente a todo ser humano “despierto”, saben esto. En los años 60, la NASA, elaborando el programa de vuelo a Marte, el Viking, tuvo un equipo de expertos cuyo único, y valioso, trabajo era pensar cómo reconocer formas de vida que saliesen fuera de nuestros parámetros al llegar al planeta rojo. Por qué no se va a manifestar la vida en formas sonoras, en inversiones simples de entropía, o en vientos y cambios de temperatura, por qué va la vida a lucirse –nunca mejor dicho- en la débil franja de percepción electromagnética del ser humano, y si queremos ir más allá, por qué va a depender la vida sólo del presupuesto de la existencia de agua. Este último es el fundamento de la bioquímica y la biología, “sin agua no hay vida”, pero, claro, no hay vida como la conocemos, quizás existan otras formas de vida. Y de hecho, el equipo de la NASA tenía que considerar todas estas posibilidades. Precisamente en uno de estos equipos estuvo James Lovelock que se centró en cómo podemos saber analizando la atmósfera si hay vida o no en Marte. Estos trabajos y meditaciones le permitieron, al analizar la atmósfera terrestre, ver y demostrar que nuestro planeta es un sistema autorregulable. Y esta autorregulación es una propiedad intrínseca de la vida. Según afirma Sri Ram, está vivo aquello que responde, y en el plano de vida en que responde, la vida es respuesta. Por ello el Buda enseñó que la negligencia, que es la forma humana de no responder ante los desafíos, las necesidades o las circunstancias, es semejante, de la misma naturaleza que la muerte, mientras que la vigilancia (su contrario) es el camino que lleva a la inmortalidad. Este descubrimiento de Lovelock le condujo a la famosa Hipótesis Gaia, que la Tierra es un Ser vivo, algo que no sólo era un dogma de las Escuelas de Misterios, sino evidente para todos los pueblos de la antigüedad, salvo para el mundo occidental en los últimos dos mil años, en que nos apartamos de una vida y religión naturales.

De esta misma época de preparativos de la NASA, Walt Disney, en 1957, de motu proprio, o quizás siguiendo los designios del gobierno USA, como sistema de propaganda educativa, pasó en televisión el aún magnífico documental sobre la posible vida en Marte, Mars and Beyond, comparándola, revisando primero qué dice nuestra ciencia sobre cómo surgió la vida en nuestro planeta. Es realmente simpático y humorístico (en el buen sentido, no lo digo ironicamente) los ejemplos que usa de cómo puede ser la vida en Marte si la hay. Parecen dibujos animados de la Escuela de El Bosco o de Dalí, con todo tipo de creaciones paradójicas e imposibles a sabiendas, pues cuando la imaginación no tiene en qué apoyarse es casi imposible que no surjan los monstruos de la fantasía, combinando y recombinando lo que ya conocemos imposibilitados de franquear lo desconocido. En la parte final del video aparece el mismísimo Von Braun explicando prototipos de reactores de sodio-potasio para propulsar una nave con iones. En este documental hay una sentencia definitiva y fruto de una inteligencia clara:

“Ya que es imposible concebir una vida inteligente totalmente diferente de la nuestra creemos que nuestras mentes terrestres, por más entrenadas que estén, son incapaces de comprender el fenómeno misterioso que pueda existir en ese nuevo y extraño planeta”

Es muy semejante a lo que dice HPB e insiste en el artículo de “Sobre las Cadenas de Planetas y su Pluralidad”. Comentando las condiciones que los astrónomos de la época especulaban sobre si sería posible la vida o no posible la vida en Marte y Venus, dice:

“Pero tales hechos, y las consideraciones que de ellos se deducen, sólo se relacionan con la posibilidad de la existencia en estos planetas de vida humana, tal como se conoce en la Tierra. Que algunas formas como las que conocemos son posibles en estos planetas, ha sido hace tiempo bien demostrado, y parece completamente inútil entrar en cuestiones detalladas de fisiología, et; de estos hipotéticos habitantes; porque, después de todo, el lector sólo puede llegar a una ampliación imaginaria del medio ambiente que le es familiar. Mejor es darse por satisfecho con las tres conclusiones que M. Flammarion, a quien hemos citado tan extensamente, formula como deducciones rigurosas y exactas de los hechos conocidos y de las leyes de la ciencia.

  • Las diversas fuerzas, que eran activas en el principio de la evolución, produjeron una gran variedad de seres en los diversos mundos; tanto en el reino orgánico como en el inorgánico.
  • Los seres animados fueron constituidos desde el principio con arreglo a formas y organismos en relación con el estado fisiológico de cada globo habitado.
  • Las humanidades de otros mundos difieren de nosotros tanto en su organización interna como en su tipo externo físico.”

Aunque después la misma HPB rebate a Flammarion porque es víctima del mismo encantamiento del inconsciente de proyectar nuestros propios intereses y deficiencias sobre las “humanidades de otros mundos”. Sri Ram en un artículo muy interesante aparecido en el Theosophist titulado “Henry Bergson y la Teosofía” hace un comentario muy clarificador al respecto. Nótese que fue escrito justo antes de comenzar los vuelos espaciales:  “Mucho de lo que escribe [Flammarion] para el público, en lo que concierne a las posibilidades de existencia de comunidades civilizadas, aunque interesante, porque revela las tendencias del pensamiento científico moderno, muestra también una cierta falta de madurez en la presunción de que la gente debe tener los mismos intereses que nosotros, y hacer lo que hacemos. Hasta ha llegado a expresarse el pensamiento de que los habitantes de algún planeta más adelantado pueden descender algún día con el fin de subyugarnos, lo que no es más que atribuirle a estos seres lo que algunos de nosotros haríamos, si nuestros sueños actuales de viajar en naves espaciales y visitar otros planetas se materializasen. Nuestras limitaciones no parecen permitirnos la concepción de posibilidades de que haya un tipo distinto de desarrollo en otros planetas, que diese lugar a otras actividades de las que nos interesan actualmente. Es posible que nuestros cohetes y satélites les parezcan a ellos travesuras de escolar mañoso”

En el mismo documental educativo Mars and Beyond, explica los diferentes sueños y especulaciones de las pruebas de vida en Marte y cómo esta sería, y merece ser revisado, porque aunque el método científico con su sistema de hipótesis y prueba se fundamente así en el error desechado, la verdad es que a la ciencia oficial no le hace ninguna gracia que le recuerden los errores cometidos, algunos garrafales, como cuando negó que los meteoritos llegasen del espacio exterior (no hace tanto tiempo), o la imposibilidad de los cañones sin retroceso, o que nada más pesado que el aire volase, o aún hoy –según nuestro dogma de la “masa inercial” -que un avión futuro de cierta envergadura (aunque el estudio y aplicación del giroscopio está quebrando muchos moldes al respecto) pueda hacer movimientos en zigzag, tipo ovni. El tema de las carreteras o diques y canales, del astrónomo Persival Lowel[2] en Marte es digno de que se escriba un libro al respecto, sobre la psicología del error. El mismo Tesla afirmó haber detectado emisiones desde Marte que probaban la vida inteligente (!!!).

Los últimos años de la década de los 50 fueron de intensa carrera armamentística y una tentativa de dominio estratégico del espacio (al final en teoría militar se demuestra que quien domina el agua, vence a la tierra, quien el aire, a ambos dos, y ahora quien domina el espacio lo domina todo… en el siguiente paso ya practicado en las guerras no declaradas modernas, se hace evidente que quien domina el flujo de información, más invisible y sutil aún que el espacio, lo domina todo: quien consiga quebrar con virus los sistemas informáticos del país enemigo vence, sin tener que movilizar un solo soldado), todo ello disfrazado de la importancia de conocer el espacio, llegar a la Luna, preparar migraciones de ciudadanos selectos (¡Dios sabe con qué criterio!) en caso de un futuro colapso de la Tierra, como si fuéramos un virus, el único virus humano-planetario, que tiene que perpetuarse en otro sostén después de haberlo minado, envenenado y destruido. Esa es la diferencia entre un virus y un cáncer, filosóficamente considerado, el cáncer al devorar el organismo del que depende, muere, el virus intenta, y generalmente lo consigue desplazarse y sobrevivir en otras “tierras”. La Humanidad podría haber sido el sistema nervioso con que la Tierra se conoce a sí misma, o aún se perfecciona, pero la codicia nos ha convertido en un cáncer del planeta madre, y aun nuestro sueño audaz es ser más que esto, ser como un virus que emigra a otros planetas que poder infectar con nuestras locuras y desmesuras. En plena época de furor para dominar el espacio, lanzando satélites (1961 es el año en que con el ruso Yuri Gagarin, la Humanidad entró por primera vez en órbita), en la revista “Estudios Teosóficos” nº 3 de Argentina, cuyo director y fundador era el profesor Jorge Ángel Livraga, aparece un artículo intitulado “¿Qué llevaremos en nuestros viajes interplanetarios?”. Un artículo sorprendentemente lúcido, más aún teniendo en cuenta el momento en que fue escrito, en 1958. Dice en él:

“¿Qué llevaremos en los viajes interplanetarios? ¿Nuestra vanidad, nuestros odios, nuestra ignorancia sobre las más simples bases de la vida, nuestro arte decadente, nuestros cánceres, lepras, parálisis, dogmas, campos de concentración, rencores de clases? ¿Vale la pena eso ser llevado a otro rincón del Cosmos? ¿No deberemos sanarnos primero, física, psíquica y mentalmente? (…) La verdadera conquista no es la del “espacio” sino la del propio Corazón y el avance técnico no constituye civilización salvo cuando corre paralelo al moral, que se traduce en Obras de Real Fraternidad Universal, de Comprensión, Trabajo y Paz.”

Tanto en la serie Cosmos I de Carl Sagan, como en la nueva, se deleitan en hacernos ver como realidad inmutable, y todo el mundo científico y no científico coreando, lo que quizás no sean más que hipótesis que la ciencia va a rechazar sin ningún tipo de conmiseración y con cierta repugnancia, como la serpiente se despoja de su piel ya vieja: Por ejemplo el Big Bang (con la muerte del universo por frío entrópico, o retornando en el Gran Colapso, el Big Crunch), o el alejamiento de los cuerpos celestes, más rápidos cuanto más lejanos, en una tela de espacio-tiempo de 4 dimensiones, la naturaleza de los agujeros negros y los famosos “agujeros de gusano” atajos para ir de un a otro lugar del Cosmos, etc… Bien, todo ello, como todo nuestro modelo cosmológico pende UNICAMENTE, de la explicación que damos a la llamada desviación al rojo de la luz que tarda miles o aún millones de años en llegar a nosotros. Esa desviación se dice que es producida por el efecto Dopler-Fizeau que dice que una fuente de radiación al acercarse “comprime” las ondas de la misma con su velocidad y al alejarse las “dilata”. Es la razón por la que cuando se aproxima a nosotros un coche rápidamente tocando el claxon o no, oímos que pasa de una nota más aguda a una más grave. Este mismo efecto, aplicado a la radiación electromagnética o más específicamente a la luz, es el que consideramos prueba ese alejarse de todas las galaxias, y más cuanto más lejanas estén. Pero repito, todo nuestro modelo cosmológico pende de ese hilo, que no sabemos cuán frágil es, ya que si otra fuera la causa de esa desviación, por ejemplo, que la misma luz tuviese una “vida” propia en que su vibración con los millones de años se hace más lenta, envejece, o que las distancias inmensas que tiene que recorrer detienen su ímpetu vibratorio, o ¡Dios sabe qué!, ¡pero creer que somos dueños de la explicación de cómo el Universo surgió porque observamos esta desviación al rojo de la luz es de una soberbia y de una falta de madurez que pasma! O por lo menos decir: “La Ciencia piensa, basándose en este hecho que….” Y no “la Ciencia ha descubierto por fin cómo…” tipo de afirmaciones poco filosóficas en asuntos demasiado importantes, y que los documentales televisivos lo proclaman con la misma firmeza que con que se dirían en las discusiones bizantinas, cuál era el número de ángeles que entraba en la cabeza de una aguja, o con la que Aristóteles (o cualquiera de sus revisores-traductores) decía que la mujer tiene menos dientes que el hombre (algo estúpidamente fácil de verificar que es mentira, pero que nadie lo hacía, porque ya lo había hecho y dicho Aristóteles). Estas especulaciones sobre la vida en otros planetas –olvidando lo que sucede en el nuestro- y estas proclamas alucinantes y alucinadas sobre el fundamento mismo de la Absoluta Verdad, estos planeados encuentros con otras Humanidades parecen que hacen volar la imaginación y el alma, pero no es cierto, simplemente la deslumbran. Es la investigación profunda y filosófica sobre el sentido de los hechos y sus causas, es el abrir el alma a la Belleza, la Justicia, la Verdad, lo que nos permite volar, o soñar que volamos, dentro de la cárcel de materia en que vivimos. La fantasía deslumbra, fascina, pero no guía en las tinieblas, nos hace penetrar más dentro de ellas:

“Dejemos, sin embargo, estas especulaciones inútiles y sin provecho, que pareciendo llenar nuestros corazones con una llamarada de entusiasmo, y ampliar nuestra comprensión mental y espiritual, en realidad no hacen más que causar un estímulo ficticio y cegarnos más y más en nuestra ignorancia, no sólo del mundo que habitamos, sino también de lo infinito contenido en nosotros”

Según la Doctrina Secreta, “la mayor parte de los Planetas, lo mismo que las Estrellas más allá de nuestro Sistema, están habitados, hecho que ha sido admitido por los mismos hombres de ciencia: Laplace y Herschel lo creían, aunque sabiamente se abstenían de especulaciones imprudentes”[3]. Claro la vida se puede presentar en formas que ni nuestra imaginación ni quizás nuestra sensibilidad, por más que ayudada de medios técnicos que amplíen su poder, podrían anticipar y detectar. Según esta misma Enseñanza Tradicional hay diferentes densidades de materia, como si fueran escalones de un edificio y hemos llegado, al descubrir y trabajar con las partículas intraatómicas al último escalón… del primer piso…, el estrictamente físico, aún faltan otros seis. En el siguiente están los chakras como ruedas energéticas y la clave de por qué funciona la homeopatía y de las manifestaciones paranormales de, por ejemplo, las Artes Marciales; el Prana de los hindúes o el Ki de la medicina y filosofía china… y aún faltarían otros cinco… Cada soporte material, con su densidad propia, es el escenario para un diferente grado y forma de conciencia, y así el Árbol de la Vida se abre hasta lo inconcebible:

“El hombre ordinario no tiene experiencia de ningún otro estado de conciencia distinto de aquel al que le atan los sentidos físicos. Los hombres sueñan; duermen en profundo letargo, que lo es demasiado, para que sus sueños se impriman en el cerebro físico; y en estos estados debe haber conciencia aún. ¿Cómo, pues, mientras permanezcan estos misterios sin explorar, podemos nosotros pretender especular con provecho sobre la naturaleza de Globos [Planetas, Estrellas, etc.] que, en la economía de la Naturaleza, deben pertenecer a otros estados de conciencia muy distintos de todos los que el hombre experimenta aquí?”

Y a veces, del mismo modo que un novelista varios años antes del suceso escribió con todo lujo de detalles sobre la tragedia del Titanic, a veces la imaginación humana nos sorprende, o por lo inspirado –cuando después se verifican sus pronósticos- o por lo audaz, cuando presenta futuros y realidades tan diferentes a todo lo que nuestro pensamiento pueda combinar y recombinar, y al mismo tiempo tan coherentes y lógicas. Es lo que sucede por ejemplo con la novela de ciencia ficción Solaris, escrita en 1961 por el autor polaco Stanislaw Lem, todo un clásico de la literatura universal. Como dice el New York Times, y así aparece en una de las reseñas de este libro que recomiendo vehementemente leer (hay dos films magníficos, pero en él toda la especulación filosófica científica queda de lado): “La imaginación de Lem es tan pura y poderosa que, sea cual sea el mundo que él haya creado, desde ese momento es convincente.” El autor presenta un planeta con un gran mar vivo, pero es el mismo mar el que está vivo, no que en él se desarrollen, aún, formas vivas. Lo sugiere como un estado previo al del nacimiento y crecimiento de los seres vivos en ese mismo planeta. Ese mar, como un niño que juega, repite las formas nuevas que son presentadas ante sí, simplemente las copia. Si uno aproxima una mano, diseña una mano lo más semejante posible, si la nave espacial, esta misma, y gran parte del libro son las disquisiciones de la comunidad científica de aquel siglo de descifrar la naturaleza de una vida así, carente, por supuesto, de nociones de bien y mal, y menos en relación a los efectos que pueda causar a los insensatos que le atribuyen intenciones que no tiene. Lo más impactante del libro es cuando se descubre que las irradiaciones más etéreas de ese mar, su “atmósfera” puede también copiar las imágenes de nuestros sueños, pensamientos, recuerdos, y dar aparente vida a aquello que ya murió pero vivía en nuestra mente… No sigo pues no quiero arruinar la lectura del interesado. Puestos a especular, y sabiendo lo peligroso que esto es, ¿por qué la vida, en un estadio de formación de un planeta, no puede ser a ser algo semejante a esto? En las tradiciones orientales se habla de “Oleadas de Vida” que dinamizan un planeta en formación, y es esa misma vida o corriente, con su infinidad de gotas o pulsaciones, la que va modelando el planeta para que se convierta en mejor receptáculo de ésta y se pueda cumplir el Plan de Evolución, diferente, aunque análogo en cada planeta, etc., pasando por los diferentes grados de materia desde lo estrictamente mental hasta lo físico y opaco, y retornando a lo espiritual y sutil: es lo que la Doctrina Secreta llama Globos o escenarios en diferentes planos de conciencia de esa Vida homogénea, pura, inmóvil en realidad, elástica y plástica. Y sin embargo, la naturaleza no repite totalmente ninguna de sus formas creadas, y cada una de ellas es una experiencia diferente de la Vida Universal.

“Pues –a la vez que aceptamos el axioma hermético “Así es arriba como es abajo”- así como podemos creer muy bien que la Naturaleza en la Tierra despliega la economía más cuidadosa, utilizando todas las cosas viles e inútiles en sus transformaciones maravillosas, y sin repetirse jamás por ellos, así podemos deducir justamente que no hay otro Globo [Planeta, etc.] en todos sus infinitos sistemas que se parezca tanto a la Tierra, que la capacidad ordinaria del pensamiento del hombre pueda imaginárselo y reproducir su semejanza y contenido”

Y no sólo no estamos solos, sino que entre todas las estrellas y planetas hay un tejido orgánico que nos hace interdependientes. Y si es de un modo orgánico y funcional lo es también jerárquico y piramidal, siendo cada grado superior el macrocosmos del inferior y viceversa. Según se afirma en el artículo de HPB:

“¿Cuáles eran los “Mundos” de que hablan todas las antiguas escrituras de la Humanidad? ¿Pero qué sabemos (a) de la clase de seres que habitan los Globos en general; y (b) si los que gobiernan Planetas superiores al nuestro no ejercen la misma influencia en nuestra Tierra conscientemente, que la que nosotros podemos ejercer a la larga inconscientemente, pongamos, por ejemplo, en los pequeños planetas (planetoides y asteroides), cuando desgarramos nuestra Tierra abriendo canales y cambiando con ello por completo nuestros climas? Por supuesto, como la mujer del César, los planetoides no pueden ser afectados por nuestras sospechas. Están demasiado lejos, etc. Creyendo en la Astronomía Esotérica, sin embargo, no estamos seguros de ello.”

Sí realmente no estamos solos, y cada uno tiene su responsabilidad en este Gran Plan de Dios que es la Evolución, cada uno según su naturaleza más íntima, sus condiciones, sus características definitorias, su propia sensibilidad ante la Gran Llamada que reverbera como un eco infinito en los infinitos mundos, pues es la misma Vida Universal.

 

Jose Carlos Fernandez

Almada, 19 de agosto del 2014

 

________________________________________________

[1] Como en la cortina de humo del “extraterrestre de Roswell”. Que los ovnis son prototipos militares es casi evidente leyendo la abundante y seria bibliografía que hay al respecto, y seria, no como la de los alucinados que están copando los medios de contaminación, perdón, de comunicación, en que al verlos, y oír lo que dicen, uno no sabe si reír o llorar. ¡Qué curioso que gran parte de estos avistamientos, en EEUU hayan sido cerca de instalaciones militares, e incluso muchas veces entrando y saliendo de ellas; y que esta epidemia de ovnis (a partir de 1947) haya seguido inmediatamente a la Segunda Guerra Mundial, al inicio de la Guerra Fría y a la muerte de Tesla, quien varias veces comentó que había desarrollado la tecnología de vuelo que se atribuyó después a extraterrestres! Quien quiera despejar definitivamente sus dudas al respecto, lea el libro de informes de la CIA desclasificados sobre el tema o busque bibliografía válida y objetiva sobre el tema. Como dice William Lyne en su Pentagon Aliens, los ovnis y no disponer de aparatos de comunicación aérea de tecnología Tesla evitando la dependencia de combustibles fósiles y contaminando el aire hasta un punto de no retorno, son las dos más grandes estafas a la Humanidad; no sólo del siglo XX, sino quizás de toda la historia conocida.

[2] La ciencia “de carril” se defiende a sí misma, sin importarle falsear y manipular cuando es necesario. En el artículo de la Wikipedia en español dice que Persival Lowell era un “rico aficionado a la astronomía”, sin embargo en la inglesa (mil veces más seria y responsable; y empírica) dice claramente que era astrónomo, graduado en matemáticas y que su trabajo permitió finalmente el descubrimiento del planeta Plutón. ¿Qué debemos pensar de esta sutil, mas importante diferencia? ¿Qué se nos quiere hacer pensar con la primera versión?

[3] Siempre que no se diga nada nos referimos al artículo mencionado de HPB: “Sobre las Cadenas de Planetas y su Pluralidad”

 

1 comentario en “De los infinitos mundos y las infinitas vidas (II)”

Si el artículo le ha gustado, deje por favor un comentario. Agradecemos su opinión.

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.