Literatura

Etimologías, los poderes de la mente

 

IMAGINACIÓN

“Es el poder plástico del alma, dirigido por la voluntad y por una conciencia esclarecida”. Esta definición es de H.P.Blavatsky, y esta palabra deriva del término latino imago – “imagen, representación, efigie”. Derivada a su vez de la raíz indoeuropea mag-“modelar”, o magh-“poder”. Es el principal poder modelador de nuestra existencia; pues así como el alfarero trabaja con el barro y le da forma, así puede hacer el hombre con su vida, a través de las imágenes que tiene de sí mismo y de lo que le rodea.

PENSAR

Del latín pensare– “pesar”. Pues “pesar” es balancear el pro y el contra de una cuestión. Hallar el peso, el valor objetivo que tiene algo.

MEDITAR

De la misma palabra, en latín, con el significado de “prestar atención”, “ocuparse de”. Para Platón, meditar es dialogar con la propia alma. Patanjali, en sus  Aforismos de Yoga dice que: “Meditación (Dhyana) es la continua y prolongada corriente del pensamiento dirigida hacia un objeto o idea determinados hasta llegar a absorberse en él”. H.P.Blavatsky la define como: “la inexplicable y ardiente aspiración del hombre interior a lo Infinito”.

La raíz de esta palabra es el indoeuropeo ME- “Medir, tomar medidas”. En Sumerio ME significa Ley, Arquetipo, las primeras Medidas con las que se hicieron todas las cosas.

MEMORIA

Del latín memini– “acordarse”; y del griego mimnesko-“recordar”. Y estas probablemente de la raíz Mneno– “Permanecer, quedarse”. Esta raíz griega se refiere especialmente a “permanecer firme (en el combate), perseverar”. Pues la memoria es lo que permanece en la conciencia. Mnemosine es la diosa griega de la Memoria, madre de las Musas.

También en esta palabra interviene la raíz griega Mimo– “Mono, simio” (de ahí memo-“idiota”, en español, o mimo-imitación). El mono (más exactamente, el cinocéfalo) entre los egipcios era una de las representaciones del dios Thot, el Dios de la Inteligencia y de la Memoria. De la Memoria del pasado que no se debe olvidar. Pues en las antiguas tradiciones esotéricas se declara que los simios son una rama mutada y degenerada de los seres humanos, cuando éstos, hace millones de años, se mezclaron con animales y engendraron monstruos.

Memoria, según este significado etimológico y esotérico sería, “aquello que no se debe olvidar para no traicionar la propia naturaleza”.

INTELIGENCIA

Del latín inter (entre) legere (escoger). Significa entonces: “escoger entre, discernir”. Los clásicos entendían por inteligencia, la facultad por medio de la cual el alma reconoce las cosas que existen; por la que separa lo real de lo aparente; lo válido de lo que no lo es. En Oriente la llamaron Viveka, y la identificaron con el mítico Kalahamsa (Cisne negro), que separaba con su pico la leche mezclada con el agua.

Platón, igual que hace con los conceptos morales, deriva las facultades del alma de la idea de Movimiento. Así, para él:

Fronesis (Sabiduría) es la inteligencia de aquello que se mueve y corre.

Gnomen (Conocimiento): Examen de la generación. Visión atenta de aquello que nace y muere.

Noesis (Inteligencia): “búsqueda del perpetuo cambio”. En el sentido, pienso, de que la inteligencia es como un espejo fiel, que fielmente refleja el continuo cambio de aquello que en él se mira.

Episteme: “El movimiento de la Razón, que sigue las cosas en su curso, sin perderlas jamás de vista, porque ni se adelanta ni se atrasa”.

Sofrosine (Prudencia): “la que conserva la Sabiduría”. Es decir, la posibilidad de un movimiento armónico.

Comprensión: Marchar de concierto con las cosas (o sea, vibrar al unísono).

VOLUNTAD

Del latín voluntas– “intención, voluntad”. Los filólogos derivan esta palabra de Volo– “Querer, desear”. Pero es interesante ver el parecido que tiene “Voluntad” con el latín Volutar – “Voltear, dar vueltas, hacer girar”. En efecto, filosóficamente se enseña que la Voluntad es la Fuerza universal que hace girar los mundos; y a todos los seres vivos en torno a su propio centro, su propia ley. Por ello a la voluntad se la representó como una cruz que gira (svástica, que en sánscrito significa tanto “cruz bendita” como “la que por sí misma se mueve”); y los romanos, como muchas otras culturas del globo para quienes fue sagrada, eran muy propicios a representarlas en sus mosaicos. Estas dos palabras, “voluntad” y “voltear” (volver, dar vueltas, enrollar) derivan de la misma raíz indoeuropea, VEL. Pero también esta raíz significa: “desgarrar, cortar”. Sólo la Filosofía esotérica puede armonizar estos tres significados, aparentemente distintos: querer, hacer girar y cortar; al relacionar la Voluntad con el Hacha de Doble Filo, símbolo de la Fuerza interior (el querer del Alma, la Voluntad), que voltea en las tinieblas y las desgarra, abriendo el paso a la luz.

En griego, “Voluntad” es Boule, que significa también “determinación, resolución, plan”. Platón relaciona esta palabra con Bole – “tiro, disparo, lanzamiento” (aplicado especialmente al lanzamiento de flechas). Por ejemplo la palabra “bólido” es un “proyectil”, un “dardo”. Los griegos aplican también esta palabra al Oriente (Bole Helion), desde donde el Sol lanza sus dardos de fuego; y a las miradas, verdaderos dardos de voluntad. Abulia significa “sin fuerza, sin voluntad”; sin capacidad de lanzar estos dardos de voluntad, bien porque carece de estas “flechas”; o porque las ha agotado sin dar en el blanco (es decir, las resoluciones no han llegado a buen efecto); pues como dice Platón, “Abulia es la desgracia de aquel a quien se le frustra un propósito”.

Si en griego profundizamos aún más esta palabra nos encontramos con Bous– “Buey, Toro”; que en todas las culturas indoeuropeas fue símbolo de los rayos del Sol. Cuando en Grecia explicaban que Mercurio (como símbolo de la Inteligencia, y también como planeta) roba y apacienta a los bueyes de Apolo (los rayos del Sol) se refieren a un profundo misterio astrológico y teogónico.

Los bueyes representan los rayos del Sol en su sentido físico y los rayos del Logos en un sentido metafísico. La Voluntad sería, según esta etimología, el haz de rayos del Dios-Uno; las chispas del Fuego divino, “sembradas” en la Naturaleza. Los filósofos antiguos explicaban que la evolución es el largo camino de las Almas, en su retorno hacia el Único (el Solus). Por la mañana los bueyes salen de su establo y recorren los montes; en la noche vuelven a juntarse en sus rediles. Así las Almas (la Voluntad, Atma, en sánscrito). En el Amanecer de un Manvántara o Edad cósmica, emprenden su ciclo de experiencias; para volver de nuevo en la Noche (Pralaya) a descansar en el seno del Logos.

En síntesis, analizando la etimología de Voluntad, la encontramos relacionada con:

1-La Fuerza que hace girar y ponerse en movimiento a todas las cosas. Representada como la svástica.

2-El impulso divino que corta y desgarra; que libera a las almas de sus ataduras; que rompe violentamente las limitaciones. Representada por el Hacha de Doble Filo.

3-Las Chispas o Rayos del Dios Uno, que de Él surgen y se desprenden, para volver de nuevo a Él. Representado por una lanza, una chispa o una flecha, o una irradiación, o el rayo mismo.

CONCENTRACIÓN

Etimológicamente significa hallar el centro, el eje, y mantenerse en él. Es decir, que la conciencia se halla fija en el foco de su atención y nada la perturba. H.P.Blavatsky insiste en que es excelente la concentración del Yo Superior en el yo inferior. O sea, mirar desde la cima de uno mismo todas las manifestaciones de la vida.

ÉXTASIS

Del griego exstasis– “detención, transporte”. “Detención” pues en el éxtasis se “para el mundo” de lo profano, entrando en el de lo sagrado. “Transporte” porque en él estamos fuera de nosotros mismos; el alma vuelve a su natural y celeste morada.

O quizás también, y más apropiado, de Ektasis (griego), “dilatación”. Pues el Alma se dilata, abriéndose a realidades tan insospechadas como difíciles de expresar con palabras. Qué mejor que describir el éxtasis de un místico, para afianzar el significado de esta etimología. Él –Omraam Mikhael Ivanhov- lo define[1] como “un ensanchamiento de la conciencia, una impresión de plenitud, de grandeza, de inmensidad”, y continúa “Existe un mundo de Armonía, un mundo eterno de donde han salido todas las formas, todos los colores, toda la música, toda la belleza, y yo he penetrado en este mundo. Hace años he sido arrancado fuera de mi cuerpo y escuchado la armonía de las esferas… Jamás había experimentado sensaciones semejantes, de tal belleza, de tal intensidad. Esto no puede compararse a nada; y era tan bello, tan divino que tuve miedo, tuve miedo de este esplendor, pues sentía que todo mi ser se dilataba; tanto que me arriesgaba a disolverme y desaparecer en el espacio. Entonces interrumpí este éxtasis, y he vuelto sobre la tierra: ahora yo lo siento… Pero al menos, durante algunos segundos, he vivido, he visto, he oído como canta el Universo todo entero. Las piedras, los árboles, las montañas, los mares, las estrellas, los soles y todas las criaturas cantaban en una armonía tan grandiosa, tan sublime que… Pero esto no es comparable a nada de lo que se pueda oír en el plano físico. Y yo tuve miedo, pues era tan poderoso, tan intenso, que algunos segundos de más, y moriría sin remedio, me pulverizaría”.

ATENCIÓN

Del latín Ad tendere (tender hacia); es el movimiento del alma (más bien, del flujo de la energía psíquica, hacia lo que se atiende). También significa “estar despierto, vigilante”. En la antigüedad clásica se relacionó la inactividad con la muerte y el movimiento con la vida. En la atención hay un movimiento continuo del alma hacia un foco; en la desatención cesa, se interrumpe el “movimiento”. Por ello los budistas enseñaban que el que permanece vigilante no muere; pero el que no tiene atención es como si ya estuviese muerto.

ENTENDIMIENTO

Etimológicamente con un significado muy parecido al anterior.

De Intendere (de in- tendo): “extender, dirigir hacia algo” (el ojo del alma, la conciencia). En latín se aplica especialmente esta palabra a “extender”, abrir los oídos, para poder escuchar.

Empédocles, el mago y filósofo presocrático, decía que tanto la Naturaleza como el Ser Humano están compuestos de Tierra, Agua, Aire y Fuego. Que por nuestra tierra entendemos la Tierra, por el agua el Agua; por el aire, el Aire; y por el fuego, el Fuego. Es decir, el Entendimiento no sólo sería un trabajo mental, sino un “contacto” de esencias análogas. Entender sería “tocar” con nuestro Fuego (Mente), el Fuego que arde en todas las cosas (y así con los demás Elementos; entendiendo esta afirmación, dada la cortedad de nuestro entendimiento, de un modo simbólico).

Quizás sea por esto por lo que en Astrología se habla de tantos Entendimientos o Inteligencias como signos del Zodiaco, pues cada uno de ellos trabaja con un Elemento y una cualidad (cardinal-fija-mutable). Así se enseña[2], por ejemplo, que hay un entendimiento relacionado con el signo:

Aries: Innovador, creativo.

Tauro: Concreto, práctico.

Géminis: Aéreo, ágil, vivo.

Cáncer: Intuitivo e inspirado.

Leo: Lúcido y claro.

Virgo: Observador, analítico y crítico.

Libra: Comparativo, tendente a las medidas y a la armonía.

Escorpio: Instintivo, curioso y penetrante.

Sagitario: Persuasivo, más filosófico que práctico.

Capricornio: Racional, objetivo y riguroso.

Acuario: Libre, abierto a reformas e innovaciones.

Piscis: Poético, intuitivo sensorial y cósmico.

 

CONSIDERAR

Examinar atentamente. Etimológicamente significa: “Examinar las estrellas” (cum sidus), el acto que realizaba el augur al trazar el templo, el espacio definido para la observación del cielo estrellado.

CONOCER

Del latín cognoscere-noscere; y este del griego Nous: Mente, Espíritu, Razón Superior. Con este término, Nous, designaba Platón el Alma o Mente Superior; el Espíritu o conciencia divina en el ser humano. Los griegos afirmaban que el hombre está compuesto de cuerpo (Soma), alma animal (Psique) y Espíritu (Nous). Sólo el último es inmortal y de la naturaleza de los Dioses. H.P.Blavatsky dice que Nous viene del egipcio Nout (en Egipto, la Diosa del Cielo Estrellado, la Madre de los Dioses), con el significado de Uno-Solo-Uno. Conocer sería, etimológicamente, usar la Mente Superior (Nous), para desvelar los secretos de la Naturaleza.

CREER

Del latín credo-“creer, confiar”. Según el Diccionario de la Lengua Española, de Kerd-Corazón. El sentido etimológico de creer es, por tanto, “saber con el corazón”. Como diría el Principito, lo esencial es invisible a los ojos, sólo se ve con el corazón. El corazón sabe lo que aún los sentidos no han percibido, ni la mente dado forma.

Resulta muy útil (tanto como verdadero), pensar que las únicas posesiones son las del alma pura, y que éstas residen en el corazón. La lengua griega ha reflejado esta antigua enseñanza, pues “riqueza” es kerdaleon, de kerdos, “ganancia”; y esta palabra viene evidentemente del indoeuropeo kerd– “corazón”.

Tal y como mostramos en otro artículo, la raíz indoeuropea para fuego y corazón es la misma, Ker. Corazón, Kerd, añade una D; que en los alfabetos sagrados significa “lugar de descanso, donde se detiene y duerme”; el corazón sería la casa (domus) del Fuego.

INTUICIÓN

Del latín intueri-mirar. La intuición es la visión del alma. Así, en el significado actual se entiende: “adivinación, comprensión penetrante y rápida de una idea”. En la India, llamaron a esta facultad Budhi, de la raíz budh, que en sánscrito significa “luz”. La intuición sería para ellos la luz que permite “ver” la esencia de las cosas; e ilumina nuestro mundo interior, permitiendo penetrar hasta el corazón oculto de lo que nos rodea. Filosóficamente se entendió por intuición el conocimiento inmediato, directo, por “contacto”, entre el conocedor y el objeto de conocimiento.

Querría detenerme en este artículo de Etimologías sobre “Los Poderes de la Mente”, en la etimología de “Esotérico”. Esotérico es “lo interior, lo que no se ve”, y se contrapone a lo “exotérico”, que es lo exterior. La mente sería lo esotérico, la forma lo exotérico. Pero ambas se hallan relacionada como la causa y el efecto. Esotérico viene del griego eso-dentro, íntimo. Y de esta raíz, esoteros-más interior, más recóndito. Pero es posible que esta palabra esté además relacionada con otra de alcance aún más lejano. Platón nos llama la atención en el Cratilo[3] sobre esta palabra, precisamente cuando está hablando de la palabra Sofía (Sabiduría). Y explica que cuando los poetas se querían referir a alguien que, poniéndose en movimiento, avanza con rapidez, dicen, Esute (se lanzó). Platón se está refiriendo así quizás, veladamente, a lo esotérico no sólo como a lo que se desarrolla en lo interior, sino como una “rampa de lanzamiento” hacia el mundo de las esencias. Lo esotérico como aquello que te hace avanzar con rapidez. Del mismo modo, el profesor J.Angel Livraga considera la Iniciación (el Camino Esotérico) como el proceso de aceleración de la conciencia que permite avanzar mucho más rápido en la senda evolutiva.

DISCERNIR

Del latín cerno-“ separar, cribar”. De esta misma raíz viene “Cierto”, que significaría lo que ya está separado, definido; lo que ya se conoce como verdadero y comprobado, separado de la masa amorfa de la opinión.

Discernir es, pues, separar lo verdadero de lo aparente. Diferenciar lo válido de lo ilusorio del latín Illus-barro, hecho de barro (tierra y agua mezcladas). Discernir significa, pues, discriminar (que en latín es “distinguir”). “Discriminar” viene del latín crimen– “indicio, signo distintivo, acusación, blasfemia”. Criminal significaría “el marcado, el que está señalado por la acusación”, el primer mítico y bíblico criminal sería Caín, a quien se le distingue con el estigma. De esta misma raíz, por ejemplo, “escribir”, que en latín significa “grabar, marcar, señalar”, y crin-“cabellera, pelo” (en castellano aplicado sólo a los caballos). Esta última palabra, Crin, ilustra muy bien la actividad del Discernimiento. El pelo, visto, desde lejos, parece una sola cosa; pero con atención y esmero podemos separar (Crin) cada uno de los cabellos. Así sucede con los hechos de la vida que se muestran ante la inteligencia; simples y desconcertantes. El ojo mental que penetra las causas, ve una “urdimbre” de pequeñas causas que han llevado a tal efecto. Lo que es simple (y confuso) para el necio, es una trama viva y compleja para el inteligente; y de nuevo simple, luminoso y admirable para el sabio. La verdadera inteligencia debe trabajar como en el arte de tejer, arte de Atenea, de lo indiferenciado a los “hilos” que son causas de acción o formación (esto es análisis). De estos, de nuevo a la unidad, a la solución (que es una, que es simple), esto es síntesis.

De esta misma raíz, Crisis, “cambio”, cuyo significado actual está sacado de una expresión médica que significa “mutación grave que sobreviene a una enfermedad para mejoría o empeoramiento”.

Pero viene del griego, con el significado de “separación, distinción, juicio”. Todo lo que cambia lo hace en base a algo que se diferencia, que se muta; y hace cambiar al resto. Por ejemplo, en la Historia, todo cambio real (esto es, profundo, duradero) viene de grupos humanos que viven una nueva escala de valores y que luego transmiten dichos valores al resto.

Quizás de esta misma raíz (de Cerno, diferenciar), proceda Kronos, el Tiempo, pues es quien diferencia y otorga su valor cierto a todas las cosas. De hecho, uno de sus símbolos por excelencia es la guadaña, que separa.

ESTUDIO

Del latín studium (empeño, afán, entusiasmo, ardor, inteligencia). Para aprender de verdad es necesario el estudio; el estudio, claro, en su sentido etimológico. Los clásicos entendían que la sabiduría no era posible sin una “tensión interior” del alma. Como si esta fuera una cuerda musical que vibrara en presencia de las Enseñanzas. No sin afán, no sin ardor y entusiasmo se podía acceder al verdadero conocimiento. El Buda decía que la Sabiduría es el fruto de la Gran Conquista. Y no hay conquista sin afán, diligencia y estrategia.

REFLEXIÓN

Del latín reflexus (retroceso, volver hacia atrás, doblar). “Reflexionar”, etimológicamente sería “volver a pensar en algo”, o “volver hacia atrás el ojo mental”, “volver sobres sí”.

ABSTRACCIÓN

Literalmente, “arrastrar desde”, “tirar desde”. Etimológicamente “abstracción” es traccionar, “tirar” de las ideas, para darles cuerpo en imágenes, símbolos en nuestra mente. Por lo general entendemos por “abstraer” encontrar las leyes generales, las formas puras que rigen sobre un acontecimiento o fenómeno de la naturaleza.

RAZONAR

De Ratio. Esta palabra latina significa “contar, numerar”. Es decir, “razonar” sería encontrar la estructura matemática de las ideas con las que estamos trabajando. Platón, y los pitagóricos en general, decían que los Números eran las primeras ideas, o los símbolos de las primeras ideas, que las relaciones entre las ideas (razonar) eran las mismas que las relaciones entre Números, y que el Demiurgo hizo al Universo de acuerdo al Número. Todo el sistema educativo de Platón, en la República, se base precisamente en que el discípulo vaya percibiendo el Número presente en la Naturaleza (aritmética), en las imágenes (geometría), en las formas (estereonomía), en el movimiento o flujo de la vida (música), en las causas (astronomía), y el número en sí mismo, como Idea (dialéctica).

ORDEN

De ordo, ordinis. Originalmente esta palabra latina significó: “Hebra de hilos de telar, trama”, “disposición en hileras”, “encuadrar”, “distribución de acuerdo a la regla, de acuerdo al número”. Por extensión, y más propiamente que cada parte de un todo esté en su lugar o categoría natural.

De la raíz indoeuropea –AR: “Ajustar, colocar”; de donde vienen, por ejemplo, las palabras:

Armonía: En griego, “proporción, orden”; de armos; “articulación, juntura”.

Arte: De ars, “arte, talento”.

Inerte: Sin Ar, “sin proporción, torpe, sin energía”.

Articulación.

Aritmos: “Número”, en griego.

ORGANIZACIÓN

Del latín Organum: “herramienta, instrumento musical”; en griego organon, con el mismo significado; pero además, “órgano fisiológico”. De la raíz ergon-“acción, obra, trabajo”; que viene del indoeuropeo were-“Hacer”, que “casualmente” es tan parecido a wer – “Hablar”, en indoeuropeo. En la antigüedad clásica “palabra” y “acción” fueron sinónimos; por ejemplo, en griego la palabra Logos se refiere a las dos como una sola. Las palabras que no iban acompañadas de acciones eran impías, y ponían en marcha la acción de la implacable Némesis, (el Karma de los hindúes).

Es curiosa la relación de “órgano” con una “herramienta” del cuerpo humano, y a la vez con un instrumento musical. La salud fue considerada como el efecto de una armonía cuerpo-alma, en la que los distintos órganos marchaban en concierto, como si fuesen instrumentos musicales que ejecutaban su parte de una pieza musical.

“Organización”, etimológicamente significa canalizar la acción, distribuir responsabilidades; de modo que el resultado, la acción conjunta sea armónica, musical. Que ningún esfuerzo se desperdicie; sino que todo responda de modo eficaz y “musical”, ante una misma finalidad.

DIFERENCIAR

No está clara la etimología. Unos la relacionan con fere (latín), “llevar”; y otros con ferio (latín, “herir”, derivado del indoeuropeo bher– “cortar, perforar”). Creo que puede venir de la palabra griega Difreia– “Conducir un carro”. En todas las culturas indoarias el carro fue el símbolo de los planetas y sus trayectorias, siendo el giro de sus cuatro ruedas el giro de sus cuatro elementos, sus cuatro cuerpos (Tierra, Agua, Aire y Fuego). El Sol sería un carro de tres ruedas, por ser símbolo de la Divinidad y el Fuego (el número 3, el triángulo), y también por carecer de tierra (sustancia sólida) ser una esfera de pura energía. Se han encontrado carros rituales celtas que representan al Sol y en que sus ruedas en movimientos dibujan espirales. Puestos en movimiento, y debido a la diferencia de tamaño de sus ruedas, recorren círculos, en vez de ir en línea recta. La carrera de carros (atención a la etimología, pues es la misma la de carro y carrera, y aún se utiliza “carrera” para referirse a una órbita planetaria) era una ceremonia de renovación a través del esfuerzo, en que se imitaba la marcha de los astros: se hacían, normalmente a la muerte de un héroe, para ayudarle en su tránsito hacia lo desconocido, y para fijar su rastro luminoso en la conciencia de los que aún permanecían en este mundo. Todas las competiciones deportivas en la antigüedad tuvieron un origen divino. En realidad, en ellas, no existía lo profano, sino que todo era una manifestación de lo sagrado y natural. Según esta etimología, ser diferente es “pertenecer a una divinidad estelar distinta”, pues esto marca diferencias en la esencia que se manifiestan en diferencias en la forma y en el “camino” a seguir.

Es interesante que en todas las etimologías de esta palabra, “diferenciar”, como de tantas otras, está presente la idea de Movimiento. Según estas, las cosas son diferentes, no porque se parezcan más o menos, sino porque llevan caminos diferentes, porque tienen naturalezas distintas. Es muy filosófico pensar que la raíz de esta palabra (diferente) sea Difreia (Conducir un carro). Platón, en el Fedro, explica que las diferencias entre los hombres (y entre las cosas) surgen porque cada una, cuando está en el mundo de las esencias, y antes de descender a la Tierra, monta el carro de una divinidad distinta. Que su recorrido en el mundo de los Arquetipos ( o de los Dioses) es distinto; es una trayectoria distinta, es una curva distinta. Con puntos de encuentro y posterior separación, y de más luminoso reencuentro.

Es muy interesante la etimología de Ferio– “Herir”, del indoeuropeo, Bher– “Cortar”. Pues filosóficamente la diferenciación corresponde a la primera actividad mental. Igual que hace el niño al conocer la realidad, hace el Logos, que primero diferencia las cosas, y luego las relaciona y las ordena. La diferenciación estuvo representada por la actividad del Hacha de Doble Filo, que corta, rasga las tinieblas, y abre paso a la luz del Logos. El Logos, diferenciando a los seres, otorga a cada uno sus características distintas. En la antigüedad, las ideas de cortar (seccionar) y diferenciar siempre estuvieron muy relacionadas. En la mitología babilónica, por ejemplo, Marduk corta y despedaza al monstruo primordial, Tiamat, y de sus diferentes trozos crea los diferentes seres de la naturaleza. En las células hay un proceso que “corta” la estructura genética para dar nacimiento a una forma nueva y diferente. Se suele decir que la primera diferenciación es la de la Luz-Una, que es “cortada” al atravesar el prima de la existencia en siete rayos; y que todas las demás diferencias no hacen sino repetir este modelo.

La palabra “diferir” en castellano, significa “ser diferente”, pero también “aplazar”: di-prefijo de separación; fero-llevar. O sea, que cuando se dice “diferir” su significado es que se separa de la corriente general y debe esperar una nueva oportunidad.

Otro de los poderes de la mente, pero que merece un artículo entero, es el de la sabiduría. En el próximo estudiaremos los orígenes egipcios de esta palabra, así como las maravillosas consecuencias filosóficas que se pueden extraer del estudio de su etimología.

 

José Carlos Fernández


[1] En el libro L’ Harmonie, ediciones Prosveta.

[2] Ver Manual de Simbología Teológica del Profesor Jorge Ángel Livraga

[3] Platón, en el Cratilo, relaciona esta palabra, Esute (se lanzó) y Sofia (Sabiduría) con Sois, un personaje legendario. Es curioso que, en Egipto, Sesostris III (y también Ramses II) recibiesen un nombre tan parecido a éste, Sesu.

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